Querido/a lector/a, hoy quería escribir de la reforma de la ley de Memoria Histórica que ha presentado el Gobierno. Posiblemente porque han pasado más de 80 años desde la guerra civil y aún existen españoles en las cunetas sin un nicho con foto y flores, sin un lugar donde dejar lágrimas y amor. Realidad que aún delata que hay inmoralidad en nuestro comportamiento. Aunque, no todos somos iguales: y es que en España aún convive quien ha hecho la ley de Memoria Histórica, es decir, quien le preocupa la brutal asimetría con la que han sido tratadas las victimas de la guerra civil, con quien se opuso a la misma pero, cuando llegó al gobierno, no tuvo el valor de derogarla y la inutilizó o no aplicó al negarle financiación.

No obstante confieso que leer la prensa de ayer me ha hecho cambiar de tema. El ver a un ciudadano tan sensato como Ximo Puig (el president) denunciar ciertos privilegios de la Comunidad de Madrid y reclamar una compensación, me ha obligado a dedicar este espacio a reivindicar lo de siempre y un poco más. Lo de siempre porque los valencianos debemos seguir exigiendo una reforma del sistema de financiación autonómica que permita recursos suficientes y equitativos (ahora por debajo de la media), un reparto de las inversiones del Estado adecuado al peso poblacional y un reconocimiento de los déficits de financiación acumulados.

Y lo digo porque de seguir todo igual, es evidente que está en peligro la capacidad de decidir nuestro futuro y de avanzar hacia una sociedad más próspera, social y justa. Pero si hablo un poco más, es porque si ahora Ximo Puig denuncia con datos y razón que el efecto capitalidad beneficia descaradamente a Madrid hasta determinar ventajas, es lógico pensar que, además de lo de siempre, habrá que reivindicar alguna nueva contraprestación para el resto de España.

Analista político