Cuando decidí dar un paso en política lo hice con la convicción y el propósito de mejorar. He nacido en Almassora, trabajo en Almassora y mi hija se cría en este pueblo. Y como cualquier otro vecino, soy crítica con la realidad que me rodea. Lo era cuando ostenté responsabilidades de gobierno y también ahora. Almassora ha perdido en los últimos seis años su cobertura sanitaria. El Centro de Salud Integrado (CSI) ha suspendido seis especialidades médicas: psiquiatría, dermatología, traumatología, medicina interna, otorrinolaringología y oftalmología. Hoy en Pío XII solo atienden consultas de RX, matrona y rehabilitación.

El consultorio de Pla de la Torre está cerrado desde el pasado año y el centro de salud de la calle San Pedro colapsado por una población de 27.135 habitantes que ha perdido más del 60% de su cobertura médica.

Una asistencia sanitaria cuya excelencia mantienen los médicos con su esfuerzo, entrega y convicción, por encima de los 563 despidos que el PSOE ha tramitado en plena pandemia, del cierre del CICU en nuestra provincia y del desmantelamiento del Hospital Provincial.

Y creo que Almassora no debería dar pasos atrás, sino hacia adelante. La regresión nos resta y nos debilita. Como vemos en nuestra playa que seis años después de que licitáramos en 2014 la regeneración de Benafelí sigue esperando inversiones. Como nuestro pueblo, donde desde hace seis años pagamos un 15% más por las basuras sin mejoras aparentes. O calles y parques, literalmente abandonados por una alcaldesa que solo sabe vender humo.

Y al final la propaganda nos cuesta dinero y sirve de bien poco. Porque sus promesas, Señora Galí, han resultado ser un bluf.

Portavoz del PP en Almassora