La doctora Noelia de Mingo vive en El Molar (Madrid) con su madre desde 2017, cuando salió de un psiquiátrico por matar a tres personas y herir a otras seis en 2003. De Mingo, diagnosticada de esquizofrenia paranoide, ingresó en Fontcalent en 2006, donde estuvo sometida a una férrea vigilancia con el fin de que no experimentara ninguna recaída. Los responsables aseguran que siempre se mostró colaborativa en las actividades del centro. Con el tiempo, debido al buen comportamiento, su régimen de libertad aumentó llegando a pasar por el centro tan solo para dormir.

Todo ello llegó al punto de que se emitiera un informe en 2017 que concluía así: Episodio de esquizofrenia paranoide actualmente en remisión total, por lo que no constituye un peligro ni para sí misma, ni para los demás. Es plenamente consciente de la enfermedad que tiene y de la importancia de continuar el tratamiento para no recaer. Aquel documento sirvió para que en octubre de ese año la doctora pudiera salir en libertad. El pasado lunes agredió gravemente con un arma blanca a la dependienta del supermercado de su pueblo. Después, abandonó el negocio y salió andando hacia una farmacia donde acuchilló a otra mujer hasta que entre varios agentes policiales la pudieron reducir.

La principal hipótesis es que este brote se ha producido por haberse dejado de tomarse la medicación. Es bien sabido por todos, excepto por algún experto, que la esquizofrenia paranoide es una enfermedad mental que tiene un curso crónico. En ella se da una combinación de alucinaciones, delirios y trastornos graves en el pensamiento y el comportamiento, que afecta al funcionamiento diario y que suele ser incapacitante. Por ello, las personas que la padecen necesitan estar bajo supervisión constante y recibir tratamiento durante toda la vida. Porque lo peor de tener un trastorno mental es que las personas esperan que actúes como si no lo tuvieras (The Joker dixit).

*Psicólogo clínico

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