Querido/a lector/a, en el 2012, y a pesar de que la patronal y los trabajadores habían llegado a un acuerdo, el gobierno del PP, el de Rajoy, impuso la reforma laboral que ha durado hasta estos días. Así es que, en España, y durante los últimos diez años, ha existido una regulación del mercado laboral que no ha respetado el escuchar a los representantes de los trabajadores y empresarios y, además, y según todos los estudios, sus aspectos centrales rompieron el modelo de relaciones laborales que surgió de la transición y tuvieron que ver en la devaluación de los derechos laborales y de los salarios. En ese sentido aún recuerdo aquellos titulares que denunciaban que, la ahora vieja reforma laboral, solo estaba pensada para satisfacer a los empresarios y a los mercados financieros. Por eso, entre otras maldades, abarató y facilitó el despido, abrió salvajemente las puertas de la contratación parcial, lesionó gravemente la negociación colectiva, etc.
¿Qué significa y aporta en materia laboral el nuevo acuerdo que durante nueve meses de negociación ha sellado el gobierno con los empresarios y los sindicatos? Todo indica, en términos generales y según los estudios comparados, que es la primera vez (después de 20 años de reformas laborales lesivas) que se hace justicia y se empodera a los trabajadores, a los que sin ser los responsables han sido los paganos de tantas y tantas crisis. Aunque, en el terreno de lo concreto, es evidente que deroga los aspectos centrales y más negativos de la reforma del 2012 y, en consecuencia, recupera derechos que se habían desregularizado y precarizado. Así, por ejemplo, mejora la estabilidad en el empleo al reducir la temporalidad, recupera el poder de la negociación colectiva, ofrece alternativa al despido... y, sobre todo, inaugura un cambio de tendencia a mantener. El tiempo dirá si lo aprueba el Parlamento.
Analista político