La semana pasada conocimos la noticia de que Castelló ha conseguido captar 7,8 millones de euros de los fondos europeos Next Generation para desarrollar una Zona de Bajas Emisiones en nuestra ciudad.
Para contextualizar, una zona de bajas emisiones es una área acotada, generalmente céntrica, sobre la que la administración establece una serie de restricciones y condicionantes para poder circular, llegando a estar limitado o incluso restringido el tránsito en función de lo contaminante del vehículo.
La realidad que vivimos es que aproximadamente un tercio de las emisiones de CO2 proviene de vehículos a motor, cifra que aumenta en zonas urbanas. Es por ello que tanto en ámbito comunitario como estatal y cada vez más local, se priorizan las políticas dirigidas a reducir las emisiones de gases contaminantes. Producto directo de esta realidad es la Ley de Cambio Climático que aprobó el gobierno de Pedro Sánchez el año pasado, en la cual se obliga a que para el año 2023 todas las ciudades de más de 50.000 habitantes tengan una zona de bajas emisiones.
El gobierno municipal ya se adelantó a esta nueva regulación utilizando cámaras OCR para restringir a vecinos y autorizados el acceso de vehículos al centro de nuestra ciudad, generando un entorno amable para el peatón y para medios de desplazamiento no contaminantes e impulsando una campaña como es Castelló Conviu. Fruto de estas políticas de movilidad sostenible, recientemente el Observatorio de la Sostenibilidad sacó un estudio en el que se refleja que Castelló es la tercera ciudad de España que más ha reducido la contaminación y primera en su ámbito poblacional. Ahora, con los fondos Next Generation seguiremos transformando Castelló hacia un modelo de ciudad más verde y sostenible.
Concejal de Movilidad Sostenible del Ayuntamiento de Castelló