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Puig: ocho años de caos de la sanidad pública

La desastrosa y mala gestión sanitaria del Consell provoca que cada vez esté más degradada

No nos da igual que en la sanidad pública valenciana tarden cinco meses en diagnosticarnos una posible enfermedad. No nos da igual que a uno de cada cinco nos resulte imposible contactar con nuestro centro de salud, que casi la mitad nunca consiga una cita con el médico de familia antes de dos semanas o que haya SAMU sin médico. Por citar un ejemplo, en el Hospital de Vinaròs se tarda hasta diez meses para una citología y 135 días para una cirugía y sus médicos han pedido amparo al Síndic de Greuges ante la falta de personal y el cierre de unidades.

No puede ser que la desastrosa gestión sanitaria de Puig siga degradando progresivamente la sanidad pública. Los profesionales están saturados y denuncian agendas de hasta cuarenta pacientes al día. Aun así, soportan una lista de espera importante y una gran burocratización, con un déficit de plantillas de sanitarios. De hecho, la Comunitat Valenciana está a la cola en personal sanitario: somos la quinta autonomía que menos personal médico tiene y la última en el número de personal de enfermería.

Los ocho años de Ximo Puig han sido ocho años en blanco en gestión sanitaria y en la construcción de centros de salud y hospitales, con una situación dramática, tanto en atención primaria como en urgencias. Sin ir más lejos, esta misma semana el techo de la antesala de los quirófanos del Hospital General de Castelló se ha venido abajo y el TSJCV ha condenado al Consell de Puig por vulnerar los derechos fundamentales, a la igualdad, salud y vida por excluir a los sanitarios de la privada de la vacunación contra el covid-19.

Abandono, mala gestión y falta de organización

Ciertamente que la pandemia ha puesto de manifiesto problemas del sistema sanitario español en su conjunto que exigen abordar reformas estructurales que permitan abordar nuevos riesgos de futuro y reforzar la universalidad y la equidad en las prestaciones asistenciales. Pero también es cierto que la situación de la sanidad en la Comunitat Valenciana en general y en la provincia de Castellón en particular es muy preocupante por el abandono, la mala gestión y la falta de organización del Consell. Pero lejos de reconocer la situación y tratar de poner soluciones, Puig persiste en el error. En lugar de estar preocupado por dar solución a todos estos problemas y seguir las medidas constructivas que le proponemos desde el PPCV, está más ocupado en imponer el requisito lingüístico en la sanidad pública. Su última idea es valorar los conocimientos de valenciano muy por encima de los conocimientos técnicos para poder acceder a una plaza de personal sanitario, el triple que una tesis doctoral.

En los presupuestos de la Generalitat para 2023 el peso proporcional de la sanidad es inferior a ejercicios anteriores y hay alarmantes ausencias: ni un euro para el Plan de Salud Mental y ha desparecido la línea presupuestaria para el seguimiento a largo plazo de supervivientes de cáncer infantil.

El sectarismo y la ideología no van a solucionar el caos en la sanidad. Desde el PPCV tenemos propuestas concretas para paliar este abandono: un plan de choque para la atención primaria, más plantillas para paliar el déficit de 1.600 médicos y un tiempo máximo de espera para ser operado. No hablamos de política. Es la salud de todos lo que está en juego.

Presidente PPCV

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