La huida hacia adelante del Gobierno Frankestein continúa. Ahora con la infumable ley del solo sí es sí, a la que el presidente define como «una gran conquista». Mientras Pedro Sánchez con su aval propicia que siga el estrambote, con tal de contentar a Podemos en tamaña pifia, permitiendo a violadores y agresores sexuales de toda laya aliviar las penas, gracias al texto abanderado por Irene Montero, ministra de Igualdad, quien sin rectificar acusa a la judicatura de machista y otras lindezas. El Ejecutivo de Sánchez, Díaz y Podemos, da alarmantes visos de querer consumar aquella salida de tono de cuando Alfonso Guerra era otro, embelesado por el poder de 202 diputados: «Montesquieu ha muerto».
El sistema de libertades
La independencia de los tres poderes del Estado de Derecho empalaga a quienes dirigen los destinos de España, al punto de tener que escuchar inquietantes aseveraciones desde las filas gubernamentales podemitas, instando a los jueces a que sean reeducados en formación de género. Con la determinación de suprimir la sedición y alterar el delito de malversación hemos tenido recientemente pruebas fehacientes de la intención final que subyace en quienes ostentan el poder desde la Moncloa: debilitar las estructuras que garantizan el sistema de libertades, elegido y consolidado por los españoles en base a la Constitución del 78.
Atendiendo al canon stalinista, el poder político por encima de todo, quieren reeducar a los jueces al estilo soviético. Aberración todavía latente en estos tiempos en Cuba, China o Venezuela. No hay más que oír a Iglesias: «Hay una derecha judicial que un día secuestra un sello por llevar la hoz y el martillo y al día siguiente defiende a los violadores». ¿Adónde vamos, camarada Sánchez?
Periodista y escritor