¡Nos tocó la lotería!

Así se despertaron muchos vecinos de Benicàssim hace unos días cuando descubrieron que habían acertado comprando el cupón de la ONCE que repartió 815.000 euros en la localidad. No cabe duda de que estas semanas son semanas donde la lotería hace soñar con la idea de poder acabar de pagar la hipoteca, tener una vida un poco más sosegada o simplemente tapar esos agujeros de los que todo el mundo habla cuando sale un premio. Sin embargo, hay otra lotería, a la que jugamos cada cuatro años. El 2023 que ya asoma sus orejas, será un año electoral en el que nuestro país se lo juega todo y necesitaremos un poco de suerte y acierto a la hora de elegir a nuestros gobernantes.

Pero para saber a dónde vas, hay que saber de dónde vienes, y necesitamos tomar conciencia de nuestros gobiernos y sus fechorías para valorar si están cumpliendo o no con lo que prometieron. En el Gobierno de la nación, Pedro Sánchez llegó a nuestra provincia primero en un Peugeot y después en un Falcon. A diferencia de su más que evidente evolución en el medio de transporte, lo cierto es que la zona de carga del Falcon llegó tan vacía como el maletero de su coche. Vino y se fue, como el que viene de visita urgente: un par de mudas de ropa y poco más. Esta semana, además, hemos asistido con preocupación a la toma definitiva del sanchismo de los diferentes soportes para el control del ejecutivo de nuestro país, y todo ello con la peor compañía que podía haber elegido, separatistas, herederos políticos de ETA, populistas. Tuvo la opción de tener un gobierno estable, moderado, sensato, sin crispación, que fuera capaz de llegar a un entendimiento entre las principales fuerzas políticas. Y creyendo que quien perdía sería Ciudadanos, quien realmente perdió fue España.

Incerteza

Otro gobierno que debe preocuparnos, en esta España de las duplicidades, es el de la Generalitat. Ximo Puig y sus socios de Compromís, tienen nuestra autonomía sumida en una incerteza que pone en juego muchas de las importantes infraestructuras que deberíamos acoger. De sus otros socios, los de Podemos, ni siquiera los recordamos. Cuatro años después (por no decir ocho) seguimos sin saber a qué se dedican y más allá de sus funciones sobre el papel y a nivel formal, nos gustaría saber en qué beneficio se han traducido para el conjunto de la ciudadanía.

Y por último Benicàssim. En Benicàssim ha tocado la lotería. Y no solo a los afortunados del cupón, a quienes felicito desde aquí. La política de las personas de carne y hueso es mucho más que votar en clave nacional o autonómica; es votar y elegir entre tus vecinos. Y a nosotros nos encontrarán siempre con las puertas abiertas. Incluso haciendo autocrítica. Y todo ello porque lo que realmente queremos es tener un municipio mejor en el que sentirse afortunado. Con boleto premiado o sin él.

Portavoz de Ciudadanos en la Diputación y en Benicàssim

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