LA RUEDA

Gracias a la vida

Henri Bouché

Henri Bouché

En mi primer viaje a Chile me contaron la historia de Violeta Parra, cantante y folclorista, cuyas canciones llenaron toda una época. Allí mismo escuché su voz en la radio y quedé prendado de su dicción y sencillez inusitada y emocionante. Pero se hizo famosa, creo yo, por una canción Gracias a la vida. Un canto vital que llegaba al corazón de los oyentes a través de su voz candorosa y dulce. Un canto entrañable que va recorriendo el mundo cotidiano con señas de agradecimiento en el cuerpo y en el alma.

Recientemente he sufrido una pequeña intervención ocular que durante un breve período (aunque para mí, largo) me ha impedido leer y escribir. Un suplicio que, no obstante, me ha permitido pensar en la oscura intimidad, en escuchar los sonidos y las voces más personales. Y, luego, reflexionar sobre la canción de Violeta Gracias a la vida.

El texto de la canción, nostálgico y tierno, como corresponde a su intérprete, es un canto a la vida en general, que nos ha dado la vista, el oído, el movimiento…, aunque, eso sí, ha tenido desgraciadamente sus excepciones. Una de ellas se experimentó al final de su vida malograda en excepcionales circunstancias. Pero, a pesar de todo ello, gracias a la vida fue el lema que acompañó siempre su existencia.

Resignación

Ahora, cuando veo los miles y millones de seres humanos que sobrellevan con resignación su existencia, sigo pensando en darle a la vida mis gracias por todo cuanto de ella recibo y por lo que espero se aleje de mi aquello que pueda importunarme. Viendo lo que no todo el mundo puede disfrutar, sigo dando gracias a la vida, quizá un lenitivo por aquello de que carecemos.

Tengo un amigo, joven, al que veo con frecuencia, paseando por mis alrededores, el cual camina apoyado en dos bastones por causa de una polio infantil. Hace unos días me decía con extraño optimismo: «Mira, todos los días paseo por buena parte de la ciudad y doy gracias a la vida porque observo a otros que no pueden hacerlo. Yo, al menos, sí puedo». Una afirmación que me conmueve cada vez que la oigo. Otros, en cambio, muchas veces por nimiedades, parecen destilar angustia que pretenden contagiar a los demás. Tal vez tendría razón Violeta con su Gracias a la vida, pese a su aparente contradicción.

Profesor

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