Hay imágenes cinematográficas que, no se sabe por qué, suelen quedar en la retina y que luego rememoras al hilo de cualquier circunstancia. Y hoy, cuando conoces las dificultades que tienen los jóvenes a la hora de iniciar el vuelo e independizarse por los altos costes de los alquileres, me llega a la memoria aquella vieja imagen en blanco y negro de la
en un pequeño piso del Madrid tardofranquista, donde padres, niños, abuelo y los padrinos se daban codazos en cada fotograma de esta comedia. La diferencia es que hoy los niños son treintañeros y los padres cobran una pensión. La falta de vivienda es un mal que se ha enquistado y Castellón no es una excepción. Y ya no se trata tanto de comprar una vivienda que hipoteque vidas a ritmo de unos tipos hoy al alza. También ocurre con unos alquileres disparados que hoy marcan nuevos hitos.
Escasa oferta
Con la promoción de viviendas bajo mínimos y un parque inmobiliario muy restrictivo, encontrar vivienda se antoja enormemente complicado. La escasa oferta para tanta demanda ha tenido como consecuencia el elevado coste de unos alquileres o la necesidad de buscar vías alternativas, como es el recurso de compartir vivienda y reducir el espacio vital en apenas una habitación con servicios comunes. Es la realidad de un problema para el que no se encuentra una solución y que requiere de medidas efectivas y no efectistas. Hay cintas como El Pisito que nos recuerdan las dificultades para adquirir una casa y hasta qué punto acceder a una vivienda puede ser un drama.