Babor y estribor

Fiel apoyo de Otegi a Sánchez

Este tipo puede ser lehendakari, si todo sale bien para él y para el presidente en funciones

Basilio Trilles

Basilio Trilles

Pedro Sánchez calla mientras arraiga la parálisis institucional del Estado, con un Gobierno en funciones dividido en tres y dedicado a amarrar (cada uno en pos de sus intereses) la permanencia en el poder. Al precio que sea, que para esos pagaremos a escote entre todos los españoles. Calla sibilinamente la presidenta del Congreso, Francina Armengol, sin que a día de hoy sepamos la fecha en la que tendrá lugar el intento de investidura del mudo Sánchez. A Feijóo le dieron prisa, argumentando que estaba perdiendo el tiempo mientras cumplía escrupulosamente con el ordenamiento constitucional. Ahora todo va a un ritmo más sosegado en el que fontaneros y expertos en alcantarillas trabajan con denuedo para intentar conseguir la cuadratura del círculo, so pena de pactar con una variopinta bandería conjurada en la destrucción de la unidad de España.

Mientras el grupito mafioso de independentistas y delincuentes espera el deseado final, que no llegará, sus integrantes están laboriosamente dedicados a elevar el chantaje a nuestro particular Dorian Grey de la Moncloa, en el intento de saquear las arcas de todos en beneficio de unos pocos. De Carles Puigdemont conocemos de primera mano su gloriosa andadura desde que proclamara la República catalana por unos segundos y después saliera huyendo en el maletero de un coche con la connivencia de agentes de los Mossos, cuyo deber era detenerlo. Este personaje anda ahora saboreando el premio gordo de la lotería política, gracias a la ausencia de escrúpulos del presidente en funciones del Gabinete, el mismo que prometió --palabra de Sánchez-- hasta la saciedad que traería detenido a Puigdemont para ser sometido a la Justicia española. El mismo presidente que perjuraba que jamás habría amnistía. Entonces el caudillo del sanchismo creía no necesitar los siete diputados de Junts. Como dijo recientemente su maestro y mentor, ínclito Zapatero, cuando uno gobierna «es normal que cambie de opinión». Sobre todo si hace de la necesidad virtud y suelta la trola de que todo el esfuerzo desplegado en ceder ante los separatistas es en bien de la convivencia en Cataluña y en el marco general de la nación. El objetivo de tamaña maniobra cargada de felonía es mantener la poltrona. El precio, qué más da.

Decía que de Puigdemont y Junts, al igual que de Junqueras y ERC, conocemos hechos y exigencias para apoyar a Sánchez, nadie puede decir que estos independentistas de barretina sean opacos. Hablan clarito. Los de la chapela y el manual de ETA, EH Bildu, son otro cantar. Mudos al igual que su interlocutor Sánchez, resultan en estos instantes sus más fieles aliados. ¿Gratis total? ¡Quiá!, que diría el colega Arcadi Espada. En este asunto existe un pestilente trabajo de trazo fino, pidiendo unos y dando otros, en la penumbra de los sótanos de la infamia. Resulta sorprendente la meliflua posición del Consejo de la Unión Europea, Sánchez lo preside hasta diciembre, ante un estado miembro cuyo gobernante interino está propiciando un peligroso marco de arenas movidizas que afecta al espíritu de la UE. La foto con Aizpurua, la voz de ETA en Egin, ya justifica los votos de los bilduetarras a la investidura del candidato socialista, risueño en la imagen. A la par de risueño que el capo de EH Bildu, el terrorista Arnaldo Otegi, de quien estos días hemos ido conociendo más detalles sobre tan fructífera vida criminal, dirigiendo secuestros, extorsiones y asesinatos. Este tipo puede ser lehendakari, si todo sale bien para él y Sánchez.

Cambiando el tercio, en Halloween conviene visitar el Pasaje del Terror ideado por la Acumafu de Fuenlabrada. Los espectros han sido sustituidos por los precios de los productos básicos. Un baño de realidad y terror.

Periodista y escritor

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