LA RUEDA

Crimen y vergüenza

Vicent Zaragoza

Vicent Zaragoza

Querido/a lector/a, estos días el Defensor del Pueblo, Ángel Gabilondo, ha presentado ante el Congreso de los Diputados, la institución que se lo encargó, el Informe sobre los abusos sexuales en el ámbito de la Iglesia católica y el papel de los poderes públicos. Documento que acredita lo que, aún sin datos en la mano, todos imaginábamos: que existió el crimen y la vergüenza, y lo sufrieron miles de personas adultas y jóvenes. ¡Sí! He dicho crimen porque es un crimen, un delito grave, una acción que además de indebida y reprensible, si no mata hiere gravemente a las víctimas. Un crimen porque viola la dignidad del ser humano construida a la imagen y semejanza de Dios (o al menos así se manifestaba). Un crimen porque muchos de los responsables de la Iglesia lo sabían, pero no lo investigaron a fondo, ni lo persiguieron, ni pidieron perdón, solo lo ignoraron o, peor todavía, hasta ocultaron al abusador. Un crimen porque en el marco de la dictadura de Franco y del nacionalcatolicismo eran responsables de la moralidad pública y violaron sus convicciones y obligaciones, lo que tenían que preservar. Un crimen que por la dictadura y la relación de esa Iglesia con ella, hacía difícil que las víctimas encontraran justicia. Un crimen que por lo que veo en los medios de comunicación, aún ahora han existido algunos santos varones que se han mostrado reticentes en colaborar con la investigación. Un crimen…

Saber la verdad

¿Y ahora qué? Esa es la cuestión, saber la verdad era imprescindible, pero no suficiente. Además de que la Iglesia tendrá que reconocer el delito, pedir perdón e indemnizar de diversas formas a las víctimas, el Estado debe estudiar a fondo el documento del Defensor de Pueblo y sus recomendaciones y ser garante ante la sociedad de que se van tomar todas las medidas posibles para que no se repita ese crimen y vergüenza. Por cierto, acepto eso de que el Estado como supervisor también tiene responsabilidad y debe arrimar el hombro, pero si se crea un fondo estatal de compensación, la Iglesia tiene que participar con fondos propios.

Analista político

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