CON LAS OREJAS TIESAS

Inmigración sí, pero con control

Juan Lozoya

Juan Lozoya

Seguro que alguno pensará que me estoy metiendo en terreno espinoso, porque hay temas, cada vez más, que en esta tierra son tabú. Me refiero al de la inmigración.

Estas últimas semanas hemos visto cómo llegan a nuestro país oleadas de personas desesperadas procedentes de muchos países, los más notorios por la forma de llegar son los que desembarcan en cayucos en Canarias… y que luego el Gobierno distribuye a su libre albedrío, como hemos podido comprobar también en varios municipios de la provincia de Castellón.

Resulta imposible no caer en la compasión ante los dramas humanos que han vivido la mayoría de ellos para tener la oportunidad de vivir en unas condiciones medio dignas en el… ¿primer mundo?

Tienen derecho a tratar de sobrevivir ante la miseria que viven en sus países de origen. Pero el mismo derecho, aunque sea inversamente proporcional, es el que tenemos los castellonenses, igual que el resto de españoles, a tener garantizados nuestros derechos para acceder a una vivienda, una educación, un trabajo y una sanidad adecuada.

Y tenemos esos derechos porque también tenemos unas obligaciones que debemos cumplir, porque sin ese compromiso colectivo en el que todos aportamos, al final será imposible mantener operativa a la gallina de los huevos de oro.

Me refiero a Papá Estado, que se nutre de todos nuestros impuestos para hacer buenismo a nuestra costa.

Descontrol absoluto

Y lo que tenemos ahora mismo es un descontrol absoluto debido a que los servicios públicos están desbordados para atender las necesidades de los inmigrantes.

Históricamente hemos sido un país de emigrantes, por lo que todos tenemos casos cercanos de familiares se tuvieron que irse fuera de España para ganarse la vida.

Por eso entiendo, y defiendo, la inmigración. Pero igual que les exigían a nuestros abuelos, padres o tíos, con control y deberes, porque si no, no habrá forma de satisfacer nuestros derechos y necesidades.

Periodista