Opinión | COSAS MÍAS

La procesión del Corpus

En el Castelló del Renacimiento, tenía una gran celebración la procesión del Corpus Christi, documentada con gran solemnidad en 1409, en la que presidía el cortejo la Custodia porteada por el clero. El Santísimo, bajo palio, era acompañado en el cortejo por la corporación municipal en pleno, bajo mazas, los vecinos, las cofradías religiosas y los gremios, cuyos miembros llevaban las mejores galas. No faltaban carrozas (conocidas como les roques) y comparsas que interpretaban escenas bíblicas y encarnaban figuras de Santos como la Magdalena, San Francisco, San Cristóbal o los Reyes Magos de Oriente, a lo largo de la procesión, como sucede aún hoy, en la homónima de Valencia, que ha mantenido hasta el presente, la tradición medieval. También presentaban paralelismos con la procesión de la capital del reino, las músicas y la danza de la Moma, personaje de índole teatral, que representaba a la virtud en su lucha contra los siete pecados capitales, encarnados por comparsas que, con atavíos bufonescos, danzaban, a su derredor, enmascarados y con cascabeles colgando de sus ropajes. Personaje bien significativo este de la Moma, al extremo que el gran músico decimonónico Salvador Giner le dedicó un hermosisimo y construmbrista ponema sinfónico que se titula Es xopà hasta la moma, prodigio de recreación sonora de un desfile pasado por agua.

Los munícipes gastaban importantes sumas, en agasajar con helados, gollerías y comida a quienes participaban en la sacra cabalgata, generándose una costumbre popular, de opíparo convite, extendida a los distintos hogares de la villa que, a modo particular, también celebraban, con próvidos gaudeamus, la festividad, después que se hubo retirado la procesión; práctica arraigada y mantenida hasta hace poco más de un de siglo.