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consecuencia indirecta del cambio de gobierno

La llegada de Rajoy reactiva el relevo en la Conferencia Episcopal

Cañizares, que es valenciano, será una pieza clave en el cambio de Sistach en Barcelona. Antonio Cañizares es el primer candidato al puesto del cardenal de Madrid de Rouco

Antonio Cañizares, titular de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, el único ministro español de Benedicto XVI, es amigo del Rey, mantiene relaciones de amistad con destacados dirigentes del PP y tiene unas acreditadas dotes políticas, como demostró al lograr que el Gobierno de Zapatero se aviniese a mejorar la financiación de la Iglesia en España con la inestimable colaboración de la exvicepresidenta María Teresa Fernández de la Vega. Es, además, un ferviente nacionalista español que ahora habla catalán, como dejó de manifiesto en el mes de octubre, durante una homilía, en la catedral de Girona.

Con esas credenciales, Cañizares se ha convertido en el principal candidato a suceder a Antonio María Rouco al frente del arzobispado de Madrid y de la Conferencia Episcopal Española (CEE), de la que ya fue vicepresidente entre el 2005 y el 2008.

Aunque el recambio no se espera hasta el año 2013, la llegada a la Moncloa de Mariano Rajoy, a quien Rouco negó su apoyo cuando el ahora nuevo presidente del Gobierno era cuestionado en el seno de su partido, ha dejado abierta la puerta a la posibilidad de que la entrada de Cañizares en la capital se acelere.

El suyo sería un viaje de ida y vuelta, de Roma a Madrid, cerca de Toledo, el último arzobispado que ocupó antes de ser llamado a la curia en el año 2008. Pese a haber fijado su residencia en el Vaticano, parte de su actividad ha seguido transcurriendo en España, donde no ha dejado de oficiar bodas de gerifaltes, como la de la hija del promotor inmobiliario Francisco Hernando, el Pocero.

desavenencias // Valenciano de Utiel, Cañizares se convirtió en titular de un ministerio del Vaticano cuando su relación con Rouco se deterioró a raíz del apoyo que el último prestó a Federico Jiménez Losantos, al que quería mantener en la Cope. En medio de aquella cruzada, el cardenal gallego apostó por Esperanza Aguirre en lugar de Rajoy, al que Losantos apodaba maricomplejines.

El purpurado gallego cumplió 75 años en agosto, la edad en que los obispos se jubilan. El Papa, de 84 años, acostumbra a concederles uno o dos años de prórroga, pero en el caso del arzobispo de la capital el hecho de que a comienzos de este año se presentara y fuese reelegido presidente de la CEE hasta comienzos del 2014 permitía pensar que el relevo se produciría coincidiendo con esa fecha. Que el actual arzobispo no tenga un sucesor claro ha alimentado, asimismo, la creencia de que Cañizares es el designado.

La retirada de Rouco coincidirá en el tiempo con la del cardenal arzobispo de Barcelona, Lluís Martínez Sistach, que en abril tendrá que presentar la dimisión por razones de edad. La suya también es una sucesión abierta en la que Cañizares volverá a tener protagonismo, en base a su puesto en la Congregación para los Obispos, que examina las candidaturas de los aspirantes . H

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