El horizonte sin energía nuclear que Tokyo prometió tras el desastre de Fukushima se ha esfumado tres años después.

El apagón nuclear persiste, con las 48 centrales del país detenidas, pero los plazos hacia su reapertura se acortan por el empuje del ejecutivo del primer ministro Shinzo Abe, quien ha señalado la energía atómica como un pilar fundamental de la recuperación económica.

Japón lleva tres años en el laberinto nuclear, entre el miedo que aún generan las centrales y el pragmatismo. La falta de energía atómica ha disparado la factura de la luz y arruinado la balanza comercial nipona con la importación de gas natural por valor de 36.000 millones de dólares anuales. Las recientes elecciones a la alcaldía de Tokyo se entendieron como un termómetro de la sensibilidad social: ganó Yoichi Masuzoe, el candidato pronuclear, con mucha ventaja. Abe aseguró que pronto presentará un plan estratégico nuclear “equilibrado”, aunque los expertos sostienen que sigue habiendo una alta oposición popular a la reapertura. H