Con muchos años de retraso, Barcelona y Madrid se han dotado al fin de planes de restricción del tráfico destinados a atajar los altos niveles de contaminación que afectan a la salud de sus ciudadanos e incumplen las directivas comunitarias. La última en hacerlo ha sido la capital de España, que el martes aprobó definitivamente el denominado Plan de Calidad del Aire, un catálogo de 30 medidas entre las que destaca la creación de una Área de Prioridad Residencial que ocupa casi todo el distrito Centro.

Será la medida que más polémica generará en una ciudad donde el vehículo privado ha sido el rey durante décadas. Está destinada, además, a ser la piedra de toque de todo el plan porque será la primera en implantarse, en junio del próximo año.

REDUCCIÓN DE VELOCIDAD // En la cadencia de medidas contra la contaminación aprobadas, además del cierre del centro a los no residentes se abordará la reducción de 90 a 70 km/h la velocidad máxima permitida en la M-30 y en los accesos al centro. Aún no tiene fecha exacta, pero podría implantarse a finales de 2018.

En la práctica equivaldrá a convertir en permanente la primera medida incluida en el protocolo para hacer frente a los episodios de alta contaminación, que se ha activado ya varias veces desde que su última versión entró en vigor a finales del 2016.

VEHÍCULOS ANTIGUOS // Expertos como Xavier Querol, investigador del CSIC y una de las eminencias españolas en contaminación del aire, consideran que sin la creación de una Zona de Bajas Emisiones (ZBE) «lo más amplia posible» no es fácil reducir de modo significativo la polución. Las ZBE son aquellas que establecen restricciones a la entrada de los vehículos en función de su nivel de emisiones contaminantes.

En Madrid esta medida llegará tarde y a cuentagotas. A partir del 2020 los vehículos sin la etiqueta ambiental de la Dirección General de Tráfico (DGT), los diésel anteriores al 2006 y los gasolina matriculados antes del 2000, no van a poder aparcar en la almendra central (el interior de la M-30), pero no será hasta el 2025 dentro de ocho años que tendrán prohibido circular por la ciudad.

Madrid afrontará también una ampliación de las aceras y una reducción de los carriles destinados del vehículo privado en sus principales vías de comunicación. El transporte público, los transeúntes y las bicicletas ganarán espacio con estas reformas.