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UN CASO CON FINAL FELIZ

Patricia Aguilar y su bebé, de la secta de Perú a casa con su familia

La joven se someterá a tratamiento psicológico para superar el trauma. La ilicitana captada por un gurú llega a España entre un dispositivo especial

Patricia Aguilar y su bebé, de la secta de Perú a casa con su familia

Patricia fue la primera en salir del avión. Cansada y un poco nerviosa, pero sonriente. Su padre, Alberto Aguilar, la seguía detrás con el bebé, de apenas tres meses, que estuvo despierto casi las 11 horas de vuelo. Cuatro agentes de la Policía Nacional supervisaron el desembarque y los custodiaron hasta dependencias policiales del aeropuerto Madrid-Barajas Adolfo Suárez, donde permanecieron un par de horas hasta continuar con su viaje. El destino no tiene nombre de ciudad, sino de personas que Patricia enumera a su padre en una sala de la T-1. La joven lleva un año y siete meses sin abrazarlos y ha pedido verlos nada más llegar. Sus familiares ya los han recibido en un lugar que solo ellos conocen y donde ella y su hija esperan encontrar la paz y el calor familiar que estos meses no han disfrutado.

Alberto mira a su hija y a su nieta como quien no se cree lo que ve, aunque reconoce que ya va recuperando nitidez la imagen que él persigue desde que Patricia se fue de su casa el 7 de enero del 2017: la de su familia unida. Con la madre, Rosa, el hermano pequeño de Patricia, y su perra, Lara, por la que la joven ha preguntado nada más aterrizar.

ATENCIÓN PROFESIONAL // Las primeras horas de Patricia en España están llenas de confidencias cercanas con su padre. También de mucho cariño y atenciones para la pequeña. La familia sabe que el camino por recorrer para recuperar a Patricia es largo. Los expertos avisan: la joven, rescatada de una secta en la selva de Perú el pasado 5 de julio, «sigue captada psicológicamente».

El trabajo de los psicólogos del Ministerio de la Mujer de Perú y la paciencia y empatía de Alberto han sido fundamentales para que la chica acceda a volver a casa voluntariamente. Pero todavía pesa el tiempo que ha pasado junto a Félix Steven Manrique, el supuesto gurú que la habría captado siendo menor de edad, ahora en prisión por trata de personas con fines de explotación.

Patricia ha aceptado someterse a tratamiento psicológico en España. La familia ya ha elegido un profesional con experiencia en casos similares para que ayude a la joven a encontrar las herramientas necesarias para superar las experiencias ocurridas dentro del grupo sectario y recuperar su vida anterior, seguir adelante, lo que en argot se conoce como «desprogramación». La buena disposición de Patricia es fundamental, aunque también han advertido a sus padres sobre los posibles altibajos que la joven pueda experimentar durante el proceso.

Las víctimas de sectas y sus familias sufren graves secuelas en nuestro país, donde además de no existir una ley que penalice el abuso de debilidad, como en Francia o Luxemburgo, tienen que lidiar con estereotipos que predominan en la opinión pública, fruto de la desinformación.

Patricia se encuentra en buen estado de salud. Su aspecto difiere mucho del que tenía hace un mes cuando la policía peruana la encontró en una cabaña de la selva. Está centrada en su hija, a la que dio a luz en mayo ella sola, sin ayuda médica. Ambas disfrutan ya del recibimiento que su familia lleva días preparando. Ya no estarán solas nunca más.

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