El Vaticano, a través de la Congregación de la Doctrina de la Fe, ordena la suspensión durante 10 años de su ministerio al sacerdote José Manuel Ramos Gordón de la diócesis de Astorga acusado de abusos sexuales cometidos hace 35 años en el colegio Juan XXIII de Puebla de Sanabria (Zamora).

Durante los 10 años de suspensión, el sacerdote deberá residir en un monasterio o convento fuera de la Diócesis de Astorga, y después podrá vivir en la Casa Sacerdotal y celebrar la eucaristía con autorización expresa, según explicó ayer el obispo de Astorga (León), Juan Antonio Menéndez.

El obispo informó en rueda prensa de la resolución de la Congregación para la Doctrina de la Fe sobre la investigación abierta para aclarar los supuestos casos de abusos sexuales cometidos por este cura en el citado centro educativo, que ha considerado probados. Recordó que los hechos fueron cometidos entre 1981 y 1984 y se desvelaron después de que un exalumno denunciase en febrero del pasado año que había sido víctima de abusos cometidos por el sacerdote ahora apartado de sus funciones.

Por su parte, a los 78 años, el sacerdote Cristian Precht Bañados, uno de los héroes de la lucha contra la dictadura pinochetista, fue expulsado del ejercicio sacerdotal por actos reiterados de pederastia. Aunque a estas alturas pocos se sorprendieron de la orden dada por el papa Francisco, la deriva moral de Precht no deja de provocar perplejidad en el movimiento de derechos humanos chileno. «El dolor es grande y el impacto también para toda la Iglesia, considerando, además, que el padre Precht es una persona de larga trayectoria», reconoció el vicario judicial del arzobispado, Jaime Ortiz de Lazcano.

La Iglesia chilena se encuentra en el ojo de la tormenta por numerosas denuncias de abusos a menores de parte de algunos de sus miembros. La crisis se hizo más visible durante la visita del Pontífice en enero.