Hombres casados que sean ordenados como curas y diaconado permanente para varones de los pueblos indígenas. Ni una palabra sobre mujeres diaconisas, es decir, un grado menos que el de los curas, aunque ayer el papa Francisco abrió una rendija sobre la cuestión.

Los 169 obispos presentes y los ministros de cada institución vaticana aprobaron, por más de los dos tercios exigidos (128 contra 41), cada uno de los puntos y por separado del documento final del sínodo que ha dedicado casi un mes a los problemas de la remota región de la Amazonia, que se extiende por un total de nueve países latinomericanos.

La frase clave para lo que los medios consideraban más novedoso se encuentra en el quinto y último capítulo del documento: «...proponemos establecer criterios y disposiciones de parte de la autoridad competente (....) de ordenar sacerdotes a hombres idóneos y reconocidos por la comunidad que tengan un diaconado fecundo y reciban una formación adecuada para el presbiterado, pudiendo tener familia legítimamente constituida y estable, para sostener la vida de la comunidad cristiana mediante la predicación de la palabra y la celebración de los sacramentos en las zonas más remotas de la región amazónica».

El parágrafo añade también que en el sínodo «algunos se pronunciaron por un abordaje universal del tema», o sea que en todo el mundo se puedan ordenar sacerdotes a hombres que ya se encuentren casados.