Una señal de Bellreguard en valenciano, a debate en el Senado y en el Supremo

La queja de un ciudadano al que la policía se llevó la grúa deriva en una polémica sobre el uso exclusivo de las lenguas cooficiales

El concejal Àlex Ruiz y el senador Carles Mulet, ante la señal de la calle Sant Domènec.

El concejal Àlex Ruiz y el senador Carles Mulet, ante la señal de la calle Sant Domènec. / LEVANTE-EMV

Sergi Sapena

Nunca una simple señal de tráfico urbana que indica cuándo se puede aparcar en una calle había llegado tan lejos. Porque larguísima es la peripecia jurídica, política y legislativa que tiene su origen en esa placa circular enganchada en una pared de la calle de Sant Domènec de Bellreguard.

En ese lugar la noche de fin de año de 2015 una persona estacionó el coche, que debía retirar al día siguiente porque, a ese lado de la calle, estaba prohibido aparcar en años pares. Dos días después, sin interponer ninguna multa, la Policía Local ordenó la retirada del vehículo, mediante la grúa, lo que obligó al propietario a abonar la correspondiente tasa.

El conflicto surge porque la señal de tráfico está rotulada exclusivamente en valenciano. Prohibido aparcar en «any parell», y ahí se agarró el dueño para interponer una queja al Síndic de Greuges que derivó a la Delegación del Gobierno en la Comunitat Valenciana, resolviendo que las señales debían rotularse, al menos, en castellano. El proceso acabó en los tribunales y tanto el juzgado de lo contencioso de València como el Tribunal Superior de Justicia de la Comunitat Valenciana resolvieron en contra del Ayuntamiento de Bellreguard y, por lo tanto, obligando a disponer las señales en castellano o en castellano y valenciano.

La batalla sigue porque el consistorio, gobernado por un pacto de Compromís y PSPV-PSOE, recurrió al Tribunal Supremo, la máxima instancia jurídica, basando su argumentación en el Reglament Municipal d’Ús del Valencià de Bellreguard que da preferencia al uso del idioma propio en una localidad eminentemente valencianoparlante.

Batalla política

En esa batalla también entró la vertiente política y legislativa porque hace apenas unos días, ya en campaña electoral, Carles Mulet, senador de Compromís, se situó junto al exalcalde y candidato a la alcaldía por esta misma formación, Àlex Ruiz, para anunciar que había presentado una propuesta en el Senado tendente a modificar la ley y permitir que, en las comunidades bilingües, ese tipo de señales pudiesen rotularse solo en un idioma, bien sea el castellano, oficial en toda España, bien en la lengua oficial en cada comunidad.

En el mensaje que grabaron Mulet y Ruiz el senador ya advertía que, salvo sorpresas, su iniciativa legislativa sería rechazada «por el PP y el PSOE», y bien que no se equivocó porque este miércoles pasado eso fue exactamente lo que ocurrió.

Así que, mientras la señal de la calle de Sant Domènec sigue indicando que no se puede aparcar en «any parell», se ha perdido la batalla legislativa. Ahora queda la judicial, pendiente del Supremo.

La resolución que sea definitiva tiene más importancia de lo que parece porque podría crear jurisprudencia, de manera que sería de aplicación en el conjunto del Estado, con las consecuencias que podría acarrear en centenares de municipios que mantienen señales unilingües como esa, sin rotulación en castellano, en todas las comunidades autónomas que tienen idioma propio cooficial.