Asturias

Borja, el primer ganadero que mueve sus cabras con el móvil

Este joven asturiano está desarrollando un proyecto piloto, junto con el CTIC, para localizar y mover el ganado por el monte con el móvil y collares

ASTURIANOS EN SOMIEDO: Borja Riesgo.

ASTURIANOS EN SOMIEDO: Borja Riesgo. / JULIÁN RUS

Eduardo Lagar

Borja Riesgo Fernández, ganadero de Valle de Lago. Tiene 22 años y, desde niño, la firme vocación de ser ganadero. Ahora, en colaboración con el CTIC, está desarrollando un proyecto piloto para localizar y mover el ganado por el monte gracias a una combinación del teléfono móvil y collares conectados que se colocan a las reses y las controlan mediante avisos acústicos

"Siempre quise quedarme aquí, en Valle de Lago. Siempre quise ser ganadero. Nunca se me pasó por la cabeza otra cosa. Me crié en Oviedo, en La Corredoria. Pero no quería quedarme allí de ninguna manera. Mis padres llevaban ya unos años viviendo en Oviedo. Mi madre es de aquí, de Valle del Lago, y mi padre del Puerto, pero fueron a trabajar a Oviedo. Mi madre ya marchó a estudiar. Mi padre empezó a trabajar como transportista. Antes, como mi abuelo paterno era vaqueiro. Pasaban los veranos aquí en El Puerto y luego bajaban al Pevidal, en Salas".

"En La Corredoria estaba en horario escolar. Pero los fines de semana, las vacaciones y los puentes, siempre volvía a Valle de Lago. En 2017 hice en Grado un curso de FP de guía de montaña y de monitor de actividades deportivas. No quería quedarme en Oviedo, de ninguna manera. Cuando acabé, hice las prácticas en una empresa de rutas a caballo que tiene mi tío en Somiedo y también estuve tres años trabajando en una panadería como repartidor. Al mismo tiempo, ayudaba a mis abuelos con el ganado. Ahora mi abuelo Damián se jubiló y la explotación está a mi nombre. La explotación principal es de ganado de carne, las que eran de mi abuelo. Hay alrededor de unas cincuenta madres. Entre mi tío y yo lo llevamos todo".

"Cabras siempre tuve alguna y ahora ya tengo 29. La primera que tuve me la regalaron mis abuelos sobre 2010. Era un neno y yo quería una cabra. Estos nuevos proyectos con las cabras surgieron así... Vino un día por aquí Emilio (Tereñes), del CTIC, con el director del Parque Natural. Querían desarrollar un proyecto. Hicimos una reunión. Emilio buscaba cómo aplicar la tecnología en el mundo rural, digitalizar la ganadería. (El Centro Tecnológico de la Información y la Comunicación, CTIC, tiene un laboratorio de experimentación rural llamado Rural Tech, con sede en Peón, Villaviciosa, desde el que promueven ensayos tecnológicos dentro del programa ‘Aldea cero’. En Somiedo se está ensayando el manejo y localización de las reses mediante dispositivos digitales y, también, otro piloto para utilizar rebaños comunales de cabras como desbrozadoras, al objeto de prevenir los incendios).

"Nosotros habíamos probado ya unos collares que te localizan por GPS a las cabras, pero van con cobertura del móvil y no funcionaban bien. Fallaban por falta de cobertura. Pero hay otro sistema, el Sigfox: te ponen una antena y ya no dependes de la cobertura del móvil. Émilio nos consiguió los collares y la antena. Así lo controla dónde están desde el móvil. Yo los tengo puestos a una cabra, a una vaca y un caballo para ver cómo va".

– Es un cencerro digital…

–Sí. Un día estaba con un paisano… Era cuando empieza el invierno y las metes en la cuadra, quitas los cencerros y los cuelgas hasta la primavera. Aquí a los cencerros los llamamos chuecas o zumbos. Yo le enseñaba el móvil y le decía: mira, éste es el que más suena porque estoy en Oviedo y toi oyéndolo tocar. Mi abuelo y los paisanos, cuando lo vieron, decían: ¿pero cómo va a funcionar esto? Pero funciona, funciona".

"Emilio nos trajo dos tipos de collares. Otros eran para el del vallado virtual famoso. Llegaron de Noruega. Funciona así: colocas el collar y a la cabra le pita cuando llega al sitio que tú marcas en el móvil (el perímetro se marca ‘dibujando’ con el dedo sobre la pantalla del dispositivo). Al llegar a donde tú marcaste empieza un pitido agudo. Tú casi no lo oyes".

"Los pusimos a las primeras cabras y el primer día no nos convencieron. Se ve que no teníamos mucha paciencia porque cuando llevaban cuatro o cinco días las cabras ya frenaban cuando llegaban hasta donde tú les habías marcado en el móvil. Cuando empezamos, primero, se lo pusimos a cuatro y alguna se me separaba del rebaño. Luego se lo pusimos a seis y ya empezó a ir la cosa. El collar se lo pongo a las más veteranas, las que llevan la voz cantante. Estamos probándolo, pero claro que me ahorra mucho tiempo. Tienes que estar pendiente igual de ellas, pero no es lo mismo. Ves a las cabras que están allí controladas todo el tiempo… Es una maravilla".

"Los collares son muy útiles, primero, para que no entre en terrenos que no pertenecen al pueblo; segundo, para que no se metan en el bosque. También hay lobos fuera, pero hay más peligro dentro del bosque. El lobo se te mete y que hace unos destrozos de la Virgen. Este último tiempo parece que menos, pero hubo años de llegar al monte y ver cinco o seis reses muertas. Y, tercero, de la peña para abajo son todo fincas privadas, para que no entren en ellas. Con el móvil las coloco como quiera y, para recogerlas, si veo que están lejos las voy acortando y acortando para que vuelvan para atrás. En la pantalla del móvil, con el dedo, marco lo que quiero y es un momento".

"Y aparte de esto, también nos trajeron malla electrificada que se puede quitar y poner, es como un corral móvil. La colocamos en distintas zonas para hacer desbroces con las cabras. Así vas moviendo y limpiando las zonas que quieres. Nos juntamos ganaderos del pueblo y tenemos cerradas ciento y pico cabras haciendo los desbroces. Es un proyecto piloto con la Consejería de Medio Rural: vamos a hacer el servicio de desbroce, nos contrataron para hacer un desbroce alrededor de un camino de la braña de Sousas. Vamos a llevar las cabras a desbrozar y vendrá un técnico a comprobar cómo está esa zona de vegetación y como quedó de abonada. Las cabras limpian mucho y abonan mucho. En vez de meter una desbrozadora, metemos cabras. Es un proyecto piloto que creemos que siga adelante porque lo tenemos aquí en el pueblo y funciona. Nosotros aquí ya lo hacíamos. En este caso no vale el vallado virtual, tiene que ser físico. Tienes que apretarlas en el sitio para que te desborden. Es lo mismo que si tú vas a un restaurante y te ponen una lechuga y un chuletón. Te vas a tirar por el chuletón. A las cabras igual: si les pones maleza y hay hierba al lado, se van a tirar a por la hierba".

"Aquí en Valle de Lago hay mucha afición a la ganadería. En los últimos años igual somos cinco o seis nuevos ganaderos jóvenes más o menos de mi edad, entre veinte y treinta. Es lo que vimos desde siempre, lo que nos gusta de siempre y tiramos por ello. No queremos que se pierda. Además, como somos varios, mucha juventud, nos apoyamos mucho los unos a los otros. Si estás solo, es un aburrimiento, pero aquí estamos siempre juntos. Un día vas a ayudar a uno y otro día vas a ayudar a otro".