PSICÓLOGA, EXPERTA EN ABUSO Y EXPLOTACIÓN SEXUAL INFANTIL

Beatriz Benavente: "Hay niñas de 12 años que ya saben qué es un ‘sugar daddy’"

El día 7 defendió en la Universidad de las Islas Baleares su tesis sobre la explotación sexual en la infancia y la adolescencia, que incluye un análisis de los datos de prevalencia en Europa y una herramienta para que los profesionales valoren el riesgo de que un menor la sufra

Beatriz Benavente, psicóloga, experta en abuso y explotación sexual infantil.

Beatriz Benavente, psicóloga, experta en abuso y explotación sexual infantil. / MAR FERRAGUT

Mar Ferragut Rámiz

¿En qué consiste su tesis doctoral? 

Es un estudio de la explotación sexual de la infancia y la adolescencia (ESIA) a partir de los datos de prevalencia en Europa haciendo una revisión sistemática. También, de una consulta a expertos, surge además el diseño de una herramienta de detección de casos en los que hay sospechas de explotación sexual, para valorar el riesgo. La herramienta marca una serie de indicadores diana y de riesgo y ya ha sido ya validada. El proyecto de la guía empezó en el 2020, enlazando con un encargo del Instituto Balear de la Dona, que apostó por él y valoró poder dar a España un instrumento que no existía y con el que podemos contar ahora con fiabilidad.

¿Cuál es el siguiente paso?

 Que sea como el RUMI, que se pueda añadir esta herramienta en una plataforma informatizada y que esté accesible a todos los profesionales mediante una plataforma web, que además nos permitirá saber más sobre esta realidad: las instituciones tendrán mayor conocimiento y la universidad también podría exportar datos y aportar informes y estudios.

En su tesis cita un informe de UNICEF de 2016 que estimaba que cada año más de 1.000 menores eran víctimas de ESIA en Europa, pero ¿esto solo es la punta del iceberg?

Sí, está muy oculto. Ocurre además que los chicos y chicas víctimas de explotación sexual, no se reconocen como tal. Justamente la característica que tiene esta explotación sexual, a diferencia de otros tipos de violencias sexuales, es que el chico o la chica recibe algo a cambio de esa actividad sexual. Entonces se sienten cómplices, no piden ayuda, lo ocultan. En mi tesis recojo cinco estudios hechos con estudiantes de institutos que reflejaban que entre el 1 y 2,5% de adolescentes habían sido víctimas de ESIA: la pregunta no fue si se habían sentido víctimas, sino si alguna vez habían recibido dinero o algo de valor a cambio de una actividad sexualizada. En España sobre todo se da este tipo de explotación sexual, diferente de la trata (que también sucede aquí), el llamado turismo sexual o el matrimonio forzoso. En esta explotación de la que hablo los chicos entran casi por propia voluntad. Es un abuso, pero ellos no lo ven así. Ahora está de moda esto, como los ‘sugar daddies’ [hombres mayores que dan dinero o regalos a chicas o chicos jóvenes a cambio de compañía o encuentros y materiales sexuales] u OnlyFans, una red social en que las chicas y chicos suben fotos o vídeos de su cuerpo, que puede ser desnudo o sensuales o incluso manteniendo relaciones sexuales, a cambio de dinero. 

¿Están demasiado familiarizados con estos conceptos?

Hay gente de nuestra edad que no saben lo qué es, pero los jóvenes sí, algunos con 12 años ya lo saben y buscan más información y les salen vídeos de TikTok donde ‘se publicitan’. Hay un vídeo con muchas visitas donde un chico pregunta ‘casualmente’ a chicas que están de marcha cuánto dinero llevan en el bolso: una muestra 3.000 euros en billetes y dice que los ha conseguido con su ‘sugar daddy’, que le paga y le da los lujos. 

Todos los menores están expuestos, pero ¿quiénes son especialmente vulnerables? 

Si tú eres adolescente vulnerable, con una familia desestructurada, estás mucho más expuesto, lo muestran los estudios. Hay factores de riesgo como haber sufrido abuso sexual previo en la infancia o maltrato o negligencia, consumo temprano de sustancias, ruptura con los lazos familiares... Ya ves quiénes pueden ser: chicos y chicas que quedan al cuidado de las instituciones. Entran en una institución y por más que Protección de Menores haga todos sus esfuerzos, y esto lo estamos viendo no solo en España, el sistema en sí nunca va a llegar a cubrir lo que es una familia y unos lazos familiares sanos, no les va a llegar a proteger los suficiente: seguirán siendo chicos y chicas vulnerables por sus experiencias previas y por lo que el mismo sistema de protección les puede ofrecer y lo que no. 

¿No hay más margen de mejora del sistema de protección para evitar la ESIA entre menores tutelados?

Sí. A ver, desde 2020 [cuando este diario puso el foco en el tema y saltó al ruedo político] ha habido mejoras. Esta guía de detección por ejemplo nació del impulso del IBDona a raíz de esto. Y hay margen de mejora, por ejemplo tratando de fidelizar al personal y que no haya rotación de educadores y profesionales, para mantener los vínculos con los chicos. También tratando de no cambiar a los chicos de un centro a otro si no está justificado... Tú en una casa no cambias de casa ni cambias de familia. Evidentemente también hay que seguir buscando familias acogedoras, algo que es una llamada a la sociedad, a que haya más personas implicadas en querer proteger a nuestra infancia y juventud. Todos somos en parte también responsables de que este sistema mejore, aunque nunca va a cubrir lo que ya se ha roto.  

¿La irrupción de las nuevas tecnologías ha hecho aumentar exponencialmente esta forma de ESIA?

Sí, la captación de los chicos y chicas se produce sobre todo a través de las redes sociales como Instagram, TikTok u OnlyFans. En OnlyFans son ellos mismos los que están produciendo un material que es utilizado después en internet, sin saber por dónde se distribuye. Aunque en teoría no se puede, hay menores en OnlyFans y muchas veces son los propios explotadores los que manejan las cuentas de varios menores. Hay que pensar que los adolescentes están mucho más expuestos porque buscan el riesgo y no piensan en las consecuencias negativas. Pero este aumento de ESIA no es solo por las redes sociales, también viene acompañado de una sociedad cada más sexualizada, donde desde edades tempranas se hipersexualiza a las niñas y se marca como que una niña para ser alguien tiene que ir de cierta manera, con cierta ropa, cierto bolso, cierto móvil, las uñas así... y todo eso cuesta dinero. A los chicos el mensaje que se les marca es desde el delito, de involucrarlos en situaciones delictivas para poder llegar a tener esas cosas. 

Desde que estalló la noticia de la explotación sexual de menores tuteladas ha habido mejoras»

Con Instagram se ha instalado entre los jóvenes una cultura de ‘la autopromoción personal’, ¿están interiorizando dinámicas capitalistas y consumistas salvajes y ven su cuerpo como un activo?

Sí, quieren tener muchos seguidores y eso se consigue haciendo cosas arriesgadas y mostrándose lo más sensual y sexy posible. Una chica en uno de los estudios nos explicaba que cuando se sentía triste lo único que le animaba era subir una foto y tener likes y como sabía que las fotos más sexualizadas iban a tener más likes eso la llevaba a hacer cada vez fotos más sexualizadas. Los captadores están atentos a estos perfiles. 

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Su tesis cita una cifra de otra investigación: un millón de imágenes circulan en línea de 20.000 niños y niñas y adolescentes abusados sexualmente. Entiendo que aquí no entran fotos tomadas y difundidas por los propios menores e incluso por sus propios padres en contextos normales y no con fines sexuales, pero que pueden acabar siendo utilizadas con ese fin, ¿no? 

Este estudio de González Tascón habla de imágenes de abusos sexuales, lo que delictivamente se sigue llamando pornografía infantil. Ahora, lo otro, colgar fotos de menores tiene sus riesgos, no tenemos que olvidarnos que los captadores están buscando a ver quién es más sensible a mostrarse en bañador, en ropa interior... Ven fácil convencerlas para otras cosas. 

«Los menores que reciben algo a cambio de sexo (dinero, un móvil, un favor, ‘afecto’...) no se sienten víctimas»

¿Estamos entrando ya en otra dimensión de la ESIA con el uso de inteligencia artificial para ‘desnudar’ a menores, como hizo un grupo de chicos con sus compañeras en Almendralejo? 

Sí, es otro riesgo más. Algo que siempre digo que hay que tener en cuenta es que los jóvenes tienen mucho más tiempo que los adultos, ¿en qué lo invierten? Si lo dedican a internet, siempre irán más rápido que nosotros. Hay un tipo de ocio que es pasar horas y horas con el móvil buscando en TikTok, en Instagram... Ya no es solo el consumo de pornografía directamente, hay otras cuestiones que también les coloca ante riesgos como estos.  

Esta explotación sexual de la que hablamos es ‘a cambio de algo’, ¿solo dinero y productos de lujo o hay otros elementos?

Sí, vemos que en Europa no es solo por un móvil o por dinero: puede ser por un sitio donde dormir (porque se han fugado) o un sitio donde darse una ducha; por un traslado porque han salido de fiesta y no tienen cómo volver.... ‘favores’. Y también por ‘afecto’: les dan falsa sensación de pertenencia, de que hay alguien que cuida de ellos, que les protege, que les entiende, que habla su lenguaje... No solo es el ‘lover boy’, la figura del novio-captador, sino también la figura que quiere dar sensación de familia. Los explotadores saben perfectamente las vulnerabilidades de algunos menores y se aprovechan, por algo se hacen llamar papi, tío... No es casualidad, lo tienen perfectamente estudiado. Siempre ha habido ‘sugar daddies’, esas relaciones de un hombre mayor con una jovencita, pero ahora esto se publicita en internet, se normaliza y eso llega a los jóvenes. Los gobernantes además de poner límites a la industria también han de ofrecer a las chicas y chicos salidas laborales dignas, no dejarlos en la calle sin salidas. Aunque es verdad que el sistema laboral difícilmente puede competir con lo que pueden ganar así. Conozco el caso de una alumna de la UIB que se ha pagado el máster con Onlyfans. Yo creo que estamos normalizando la prostitución. Esta chica ya es mayor de edad, pero con los menores no tiene que haber duda de que no podemos dejarles expuesto a esto.  

Onlyfans normaliza la prostitución. Sé de una alumna que así se paga el máster. Esto llega a los menores»

Trabaja en Fundación RANA desde hace 16 años, para combatir el abuso sexual infantil y tratar sus consecuencias, ¿se está rompiendo el silencio sobre este tema?

Sí, hay muchísima más conciencia social. En el 2006 teníamos que ir llamando puerta por puerta y no todo el mundo quería hablar de esto, ahora los colegios es de las primeras charlas que piden. También hay algo del fenómeno #MeToo, en el que se empieza a hablar, cada vez que una persona adulta habla de que le ha sucedido esto, hay como un abanico que se abre de personas pidiendo ayuda para la terapia. De la explotación sexual se empieza a tener más conciencia, pero en general se sigue sin querer reconocer que esto pasa. Hay comunidades en las que se sigue negando que esto esté pasando con menores vulnerables.

Respecto a los abusos, en su discurso de investidura Pedro Sánchez prometió reforzar el marco jurídico para que estos delitos «no estén limitados a un momento concreto y la responsabilidad civil no prescriba». ¿Qué le parece?

Si llega a un debate de investidura es porque se está poniendo el foco en algo que es una epidemia contra la que hasta hace poco no se hacía nada. Y desde Rana, desde siempre, también cuando se hizo la última reforma de la ley de protección a la infancia (con la que se mejoró algo), hemos defendido que estos casos no tendrían que prescribir.  

En su recién presentado informe sobre los abuses a menores en el seno de la Iglesia, el Defensor del Pueblo cifraba en 440.000 las personas que habían sido víctimas en el ámbito eclesiástico y en 4,5 millones (un 11,7% de la población española) las que habrían sido víctimas en todos los ámbitos (la mayoría se dan en el círculo familiar). ¿Le cuadran las cifras?

Sí, o incluso se quedan cortas. Las estimaciones hablan de entre el 10 y el 20%, nunca sabremos el alcance real: muchas personas se llevarán el secreto a la tumba. Nosotros hicimos con RANA en 20212 un estudio entre población universitaria y en torno al 12% dijo haber sufrido abusos con tocamientos.  

¿Con más y mejor educación sexual y afectiva contribuiríamos a frenar el aumento de explotación sexual infantil?

Es imprescindible, y tiene que ser atractiva para ellos, no la típica charla aburrida. También hace falta más formación para los profesionales para detectar casos.

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