Miguel Oury, 'el Conquistador'

El joven, de 31 años y natural de Viver, se ha proclamado ganador del programa de supervivencia de TVE

«Más que las pruebas el sobrevivir en esas condiciones era lo más complicado», revela

Miguel Oury es manteado por sus compañeros tras la victoria final

Miguel Oury es manteado por sus compañeros tras la victoria final / MD

Miguel Oury Julián (@MiguelOury) tiene nuevo apodo, el Conquistador. El joven de 31 años y natural de Viver se ha convertido en el primer ganador del reality de TVE El Conquistador, un programa de supervivencia en el que los participantes se enfrentan a complicadas pruebas donde la fuerza física y mental llegan a su límite.

Oury es Ingeniero de Diseño y compagina su trabajo con la oposición a bombero. «Mi idea es tratar de compaginar ambas profesiones porque me encantan», revela el viverense, un apasionado de los retos deportivos y personales, que buscando nuevas aventuras extremas le llevó a participar en el programa. «Volvía de una expedición en Jamaica. Una aventura donde dormíamos en plena selva, abríamos sendas con machete o nos introducíamos en barrancos que nunca nadie había descendido. Un buen amigo a través de redes sociales me mandó el enlace del casting para el programa: ¡Esto te viene como anillo al dedo! me dijo. Así que me apunté junto con mi hermano Daniel (que también ha participado en el reality, aunque no ha tenido tanta suerte)», argumenta. 

Supervivencia

Miguel destaca que lo peor del concurso era el día a día: «Sobrevivir era complicado: lugares llenos de mosquitos insaciables, sin protección ante la lluvia, con solo una esterilla tirada en el suelo, sin comer durante muchos días seguidos, enfermando y con pruebas físicas que te van debilitando poco a poco». Y es que Oury estuvo sin comer 11 días de 25 que dura la aventura, y algunos de ellos solo pudo comer una lata de atún al día. Asimismo, sí que destaca una de las pruebas como las más complicada. «Fue la que teníamos que subir el muro de 8 metros de altura llevando cuatro días seguidos sin comer, me fallaban las fuerzas».

No obstante, también se trae cosas buenas de la aventura: «Concretamente dos. La primera son unos grandes y muy buenos amigos, creo que nos ha unido mucho luchar contra todas las dificultades que hemos pasado; y la segunda es conocer dónde están los límites, experimentar en mi cuerpo y mente ese punto tan extremo que viví».

Una de las anécdotas que más recuerda fue cuando «Gorka, cansado de no poder comer, dijo me voy a comer una lagartija. Atrapó la lagartija verde que había en un árbol, le arrancó la cabeza con la mano y se la engulló sin masticar. Al vernos sorprendidos entre risas nos miró y dijo «¿Qué? ¡Como un ibuprofeno!», me moría de la risa.

El ganar el concurso le ha supuesto llevarse un premio de 100.000 euros. «Hacienda se va a quedar casi la mitad y el resto va a sonar muy aburrido, pero lo voy a gastar en vivir. También parte del premio lo compartiré con mi hermano que ha sido compañero en esta aventura», confiesa Oury que ya tiene en mente su próximo objetivo:una expedición al Himalaya, así como también quiero regresar a Ecuador a explorar barrancos. 

Miguel, enhorabuena, ¡Esta vez te has pasado el juego!