La Audiencia Provincial condenó ayer, en una sentencia in voce, a un vecino de Vinaròs, de 22 años y que presenta un retraso mental leve, por abusos sexuales a una niña de 11. El tribunal castellonense le impuso un año de cárcel y otros cinco más de libertad vigilada por manosear en la biblioteca municipal a una menor, sobre la que tiene ahora una orden de alejamiento.

Tal y como recoge el pacto alcanzado por el fiscal y la defensa del procesado, el joven se acercó a la niña en noviembre del 2017. Se aproximó a la mesa de la pequeña, la abrazó por la espalda y le tocó los genitales por encima de la ropa. Posteriormente, el hombre regresó a la mesa donde tenía sus pertenencias y la víctima aprovechó para marcharse, asustada, a la zona infantil.

El condenado abandonó la sala donde se encontraba y volvió a abalanzarse sobre la perjudicada, besándola en la mejilla sin su consentimiento, al tiempo que la sujetaba por la cintura, consiguiendo la niña apartarse de él. Posteriormente, volvieron a coincidir en el baño, donde el sentenciado la sujetó por el brazo, pudiendo la afectada zafarse de él y marcharse de la biblioteca definitivamente.

En el momento de los hechos, el acusado presentaba un diagnóstico compatible con un retraso mental leve, asociado a un trastorno de control de impulsos con alteraciones de conducta que merman su capacidad volitiva y que alteran sus bases psicobiológicas de imputabilidad.

SOLLOZA EN SALA

El ya condenado reconoció en sala los hechos, aunque con claros problemas para entender lo ocurrido. Sollozó, a preguntas de la presidenta del tribunal, y dijo que no volvería a suceder. El tribunal le preguntó en varias ocasiones si entendía lo ocurrido y pidió a su abogada defensora que le explicara en profundidad lo que significaba la orden de alejamiento --no podrá acercarse a menos de 200 metros de ella-- para que no se produjera un quebrantamiento. La abuela del sentenciado dijo a los jueces que él tenía una edad mental «de seis años» y que es «un niño».