La Audiencia Provincial de Castellón ha impuesto un año de prisión a un vecino de València por abusar sexualmente de una adolescente de 16 años --teniendo él 21 en el momento de los hechos-- tras pasar juntos una noche de fiesta en una discomóvil en Altura. El tribunal considera acreditado que el procesado le hizo tocamientos a la menor, estando ella adormilada y muy afectada por la ingesta de alcohol, aprovechándose de la situación de vulnerabilidad de la chica. Sin embargo, no consideran demostrado que se produjeran relaciones sexuales completas ni que el acusado le introdujera algún objeto, como señaló la víctima.

Los forenses concluyeron en el juicio oral que el testimonio de la chica era «probablemente creíble». Además, indicaron que era «poco probable» que la menor hubiera tenido la iniciativa de la relación sexual, como sugirió el procesado, dado su estado de seminconsciencia. Inciden también en que el consentimiento de la menor, para el caso de ser cierto lo afirmado por el ya condenado, «estaría viciado por afectación de sus capacidades volitivas».

Los magistrados señalan en la sentencia, a la que ha tenido acceso este diario, que la denunciante «no tiene ningún motivo para mentir» y destacan, además, que «hasta ha renunciado a cualquier indemnización». A pesar de todo ello, inciden en que su testimonio no permite afirmar con la suficiencia necesaria que el acusado cometiera una agresión sexual.

El tribunal le aplica al procesado en la sentencia la atenuante analógica de haber actuado a consecuencia de las bebidas alcohólicas ingeridas y, además del año de cárcel, establece una orden de alejamiento para que no pueda acercarse a menos de 300 metros de la víctima durante tres años. La Sección Primera no impone, como sí solicitaba el fiscal, la medida de libertad vigilada para el sentenciado «en atención a la menor peligrosidad del autor».

«ME QUEDÉ EN SHOCK»

Durante el juicio en la Audiencia Provincial, la denunciante recordó los hechos tras un parabán para evitar la confrontación visual con el supuesto agresor. «Estuvimos de fiesta aquella noche. Hicimos botellón y luego seguimos bebiendo en la discomóvil», comenzó a relatar la joven, quien repasó el grupo de amigos con quienes estaba aquella madrugada --entre ellos estaba el procesado--. «Yo estaba muy bebida y me encontraba bastante mal. Él me tapó la boca y noté que no podía respirar. Me quedé en shock», continuó la chica, quien recordaba haberse metido en la casa abandonada y haberse acostado al estar indispuesta.

Contra el fallo de la Audiencia cabe recurso ante el TSJCV.