Un perro que vagaba suelto por el entorno de la estación de Renfe de Alzira saltó a las vías y provocó que el maquinista tuviera que detener el tren para evitar el atropello. Sucedió el pasado mes de febrero. El ayuntamiento abrió un expediente sancionar al propietario del animal que se ha cerrado con una multa de 300 euros, la máxima que se contempla en el caso de las infracciones graves, al apreciar el instructor el agravante de negligencia.

La ordenanza municipal que regula la tenencia de animales de compañía prohíbe expresamente que las mascotas deambulen por vías públicas o espacios de uso público sin la vigilancia de su propietario o de un acompañante.

Esta normativa suele derivar en sanciones a los dueños de perros que vagan sin control por parques o calles del casco urbano, pero los redactores de este articulado difícilmente pudieron imaginar lo que sucedió el 27 de febrero cuando la presencia de un perro suelto en las vías del ferrocarril obligó al maquinista del tren a detener el convoy y bajar para recoger a un perro, que entregó a los trabajadores de la estación de Alzira.

Silencio del implicado

Una patrulla de la Policía Local cursó una denuncia contra el propietario del animal por una infracción de la ordenanza municipal que regula la tenencia de mascotas en espacios públicos y privados. El denuncia dio lugar a la incoación de un expediente sancionador en el que el instructor tipificó los hechos como una infracción grave, sin que el implicado haya formulado alegaciones para tratar de desvirtuar los hechos que se exponen, por lo que la junta de gobierno ha confirmado recientemente la propuesta de sanción de 300 euros.

La ordenanza municipal regula multas de entre 150 y 300 euros en el caso de las infracciones graves, si bien en esta ocasión se ha impuesto la sanción más severa al valorar el agravante de negligencia.