El vigilante del puerto de Burriana: «Un guardia se fue solo a dar una vuelta la noche que llegó el alijo»

Un patrón creyó que los ‘narcos’ le robaban pulpos y vio los fardos al saltar a su barca

Imagen del juicio que sienta en el banquillo a nueve personas, entre ellas dos guardias civiles de Burriana.

Imagen del juicio que sienta en el banquillo a nueve personas, entre ellas dos guardias civiles de Burriana. / GABRIEL UTIEL BLANCO

Quien fuera el vigilante de seguridad del puerto de Burriana cuando se incautó el macroalijo de 2.100 kilos de hachís por el que están acusados dos guardias civiles y siete personas más declaró ayer en la segunda sesión del juicio en la Audiencia Provincial que uno de los agentes acusados «se fue un rato a dar una vuelta» la noche de los hechos. El guarda de las instalaciones y el otro efectivo de la Benemérita sí permanecieron juntos «todo el tiempo», dijo.

Varios miembros de la Guardia Civil --alguno de ellos integrantes del equipo especializado antidroga EDOA-- continuaron señalando ayer las pruebas que pesan contra los dos agentes que se sientan en el banquillo, acusados de colaborar con la red de narcotraficantes para dejar entrar la droga en el puerto y para los que el fiscal solicita cinco años y nueve meses.

Los investigadores hicieron referencia a los posicionamientos de sus teléfonos móviles, los repetidores a los que se conectaron y las supuestas conexiones de los dos guardias civiles con otros miembros de la banda criminal --cabe recordar que la mayoría han reconocido los hechos y acordado una condena con la Fiscalía--.

El testimonio de los marineros

También fueron llamados a declarar en calidad de testigos varios marineros que la noche en que apareció la droga se encontraban en el puerto. Entre ellos, destacó el testimonio del patrón de un barco que persiguió a la embarcación de los narcotraficantes --Tere Mari-- al sospechar que podía estar robándole sus pulpos. «Me fui detrás de la barca desde el mar porque creía que me estaban quitando los cadufos. Los seguí durante 45 minutos porque ya me había pasado otra vez con esa misma embarcación», contó el testigo.

«Atraqué encima de él, saltamos sobre el barco y miramos la carga que llevaba. Cuando vimos que era droga, nos fuimos en seguida porque no queremos problemas de estos», dijo el patrón, quien admitió haber tenido «miedo» por si los traficantes le atribuían a él la pérdida de la droga. 

No fue el único marinero que admitió haber tenido miedo a denunciar. Otro tripulante reconoció que habló a un amigo del hallazgo de los fardos, pero que no se atrevió a avisar a la Guardia Civil.

En la jornada de ayer se renunció a varias declaraciones de agentes, mientras que una se anuló por fallecimiento del testigo y otra se declinó al ser el testigo familiar de dos de los acusados.

La tensión se mantuvo ayer entre las defensas de los dos guardias civiles, que mantienen la inocencia de los agentes; los testigos que depusieron y la presidencia del tribunal, quien no consideró pertinentes algunas de las preguntas o estrategias planteadas por los letrados defensores.

La vista continuará mañana con la declaración de varios peritos, los informes, las conclusiones y el derecho a la última palabra.