ENTREVISTA | ANTONIO TENA Teniente jefe de la Guardia Civil al frente de la Policía Judicial de Castellón en 1998

«La detención de JFV significó que la sociedad podía dormir tranquila»

El responsable de la investigación que probó la culpabilidad de Joaquín Ferrándiz y posibilitó su detención, comparte reflexiones y recuerdos cuando aquel criminal al que llevó a la cárcel recupera la libertad

Antonio Tena, ya jubilado, fue el teniente jefe de la Policía Judicial de Castellón que en 1998 probó la culpabilidad de JFV y lo detuvo.

Antonio Tena, ya jubilado, fue el teniente jefe de la Policía Judicial de Castellón que en 1998 probó la culpabilidad de JFV y lo detuvo. / ERIK PRADAS

A lo largo de toda una vida de servicio, un guardia civil se enfrenta a más criminales de los que le gustaría, aunque esa es su misión, al fin y al cabo, sacarlos de las calles para que dejen de delinquir. Antonio Tena estuvo al frente de una investigación que acabó con JFV en prisión. El recuerdo de aquellos días se reaviva ahora que va a recuperar la libertad.

—La detención de un criminal como JFV no debe de ser una detención más para un guardia civil. ¿Qué recuerda de aquel día tantos años después, ya jubilado, en lo profesional y en lo personal?

—Como teniente jefe de la Policía Judicial de la Guardia Civil de Castellón en aquella época, para mí fue un éxito profesional muy importante, ya que era un caso que estaba sin resolver desde hacía años y justamente el teniente coronel me propuso a la dirección general de la Guardia Civil para hacerme cargo de esta unidad y de la investigación, ya que en otros destinos había resuelto diversos asesinatos más. En lo personal, como vecino, para mí significó mucho que la sociedad castellonense pudiera por fin dormir tranquila. 

—Cuando ya sabían que era culpable, en los días previos a la detención, ¿se llega a desconectar?

—Un guardia civil nunca desconecta, no hay días de descanso; siempre fiel a mi deber y desempeñando mis funciones con dignidad, prudencia, firmeza y honor, siempre he sido respetado por mis queridos guardias que tanto me ayudaron en este caso tan difícil y sin olvidar la colaboración crucial de la Unidad Central Operativa (UCO) de Madrid. Fueron jornadas muy intensas, no hubo descanso, ni de día ni de noche, hasta que dimos con el asesino. 

—¿En qué momento la investigación dio el vuelco, cuando supieron que ya lo tenían?

—Obviamente, cuando fui testigo directo de un intento de asesinato a una chica a quien desinfló la rueda de su coche para provocar un accidente con la clara intención de matarla después. Ahí vi quién era Joaquín Ferrándiz. El caso estaba resuelto. 

«Es un hombre frío, educado, inteligente y camaleónico, puesto que engañaba a todo el mundo; un lobo con piel de cordero. Podría volver a matar»

—Suele hablarse mucho de cómo son las personas capaces de matar a otras. Algunos expertos lo describieron como un psicópata. ¿Cómo definiría usted a la persona que detuvo?

—Como licenciado en Psicología que soy, puedo decir que los psicópatas son imprevisibles, actúan con normalidad, son gente común, pero Joaquín Ferrándiz, además, tenía y, seguramente aún tiene, animadversión hacia las mujeres. Es un hombre frío, educado, inteligente y camaleónico, puesto que engañaba a todo el mundo; un lobo con piel de cordero. Podría volver a matar. 

—¿Cómo fue la detención?

—Él estaba trabajando en su oficina y no opuso resistencia. Sus compañeros de trabajo se quedaron muy sorprendidos. Y, por supuesto, lo recuerdo por la satisfacción del deber cumplido. 

Parte del equipo de la Policía Judicial de Castellón de la época. El segundo por la izquierda es Antonio Tena, teniente jefe de la unidad.

Parte del equipo de la Policía Judicial de Castellón de la época. El segundo por la izquierda es Antonio Tena, teniente jefe de la unidad. / MEDITERRÁNEO

—Como protagonista de aquellos momentos, ¿podría contarnos el proceso de la investigación? ¿Es como a menudo cuenta la ficción, una contrarreloj?, ¿o tiene más de ser concienzudo y paciente?

—Cuando yo me hice cargo de la unidad de la Policía Judicial de Castellón el caso estaba parado. En poco tiempo, las cosas cambiaron. Contaba entonces con un equipo de guardias civiles muy competentes y formábamos un gran grupo. Me siento orgulloso de haber resuelto el caso más importante de Castellón, el del asesino en serie JFV. De hecho, recibí una condecoración por ello, que se suma a la docena que poseo. 

—¿Qué opinión tiene alguien que participó en la búsqueda y detención sobre su puesta en libertad?, ¿en qué medida le afecta como interviniente en el desenlace?

—Los veinticinco años que ha cumplido no son suficientes para cinco asesinatos; todo el daño que hizo no se puede reparar. Tampoco se ha reinsertado. Soy un claro defensor de la cadena perpetua para los delitos de sangre. Es más, a veces creo que hasta sería necesaria la pena de muerte

—¿El caso de JFV es una de esas experiencias profesionales que se recuerdan para siempre?, ¿o para mantener la mente fría y seguir adelante hay que archivar en la memoria y olvidar?

—Nunca se olvida un caso. Todos son importantes. Este más aún, pero no se olvidan, ninguno. 

«Creo que la prensa llegó incluso a motivarnos para continuar trabajando con ilusión. Aún conservo todos los recortes de 'Mediterráneo' sobre el caso».

—El caso de los asesinatos y la detención fue sumamente mediático. Cada paso que se daba tenía una repercusión a gran escala en los medios de comunicación. ¿Cómo afecta eso a la investigación?

—No afectó en nada. Entiendo la labor tan importante que realizan los medios de comunicación y la necesidad de la sociedad por estar informada. Creo que la prensa llegó incluso a motivarnos para continuar trabajando con ilusión. Aún conservo todos los recortes de Mediterráneo sobre el caso. 

—Por su repercusión, ¿se afronta de manera distinta la investigación de actos criminales como los que cometió JFV, que la de cualquier otro hecho delictivo?

—No hay diferencia. Todos los casos se investigan con la misma profesionalidad. La Guardia Civil está siempre al servicio de los ciudadanos, sea el caso que sea. 

—¿Hay respuesta a la pregunta que muchos se hicieron entonces y seguramente siguen haciéndose ahora, por qué lo hizo?

—Yo la tengo. Porque tenía y seguramente sigue teniendo animadversión a las mujeres. No creo que se haya reinsertado. 

—Si pudiera ¿qué le preguntaría ahora, un cuarto de siglo después de entrar en prisión?

—Ahora lo único que le preguntaría es si está arrepentido pero, sinceramente, no lo creo. 

—¿Cree que si no lo hubieran detenido cuando lo hicieron, habría vuelto a asesinar?

—Sin duda alguna. Es un depredador. 

«Durante los 45 años en activo en la Guardia Civil he salvado vidas, he estado destinado en el País Vasco luchando contra ETA… he visto de todo»

—La satisfacción profesional de haber participado en la detención de un asesino en serie y de verle entrar en prisión, ¿es suficiente en lo personal?

—Claro que sí, es un orgullo para mí y, más aún, como castellonense. Pero, he resuelto otros muchos casos. Durante los 45 años en activo en la Guardia Civil he salvado vidas, he estado destinado en el País Vasco luchando contra ETA… he visto de todo. Tengo dos hijos guardias civiles: uno en Tráfico y otro en el Servicio Fiscal. Me retiré como capitán y solo tengo palabras de agradecimiento para la Guardia Civil, que ha sido mi vida. 

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