El misterio del incendio en el que murieron 21.000 pollitos en Castellón: "Nadie sabe qué ha pasado"

Manuel Barreda escapó por muy poco de las llamas

Los bomberos, durante la extinción del incendio.

Los bomberos, durante la extinción del incendio. / Consorcio Provincial de Bomberos

Manuel Barreda trabajaba el viernes en su granja de Rosildos. Estaba agachado, en plena tarea de distribución de sus 21.000 pollos por el recinto, cuando de repente escuchó una gran explosión procedente del piso de arriba. Él estaba en la planta de abajo, pero en cuestión de segundos apareció una lengua de fuego que hizo que tuviera que salir a toda prisa de la finca, de unos 70 metros de longitud. Diez minutos después, el fuego había matado a todos y cada uno de los animales, que solo tenían cuatro días de vida.

El problema, al margen de la evidente pérdida, es que el dueño de la granja no tiene ni idea de cómo se pudo producir el fuego. "Tampoco me lo pudieron decir los bomberos que vinieron a apagar el incendio", dice resignado. "Nunca nos había pasado nada parecido. Ni siquiera puede ser por la calefacción, ya que no utilizamos gas butano. Es muy raro", detalla.

Tiempo justo para salir

Al margen de las causas, Manuel ha tenido suerte, ya que "me dio el tiempo justo para salir". El fuerte viento que soplaba el viernes contribuyó de forma decisiva para que las llamas avanzaran con gran rapidez. Por suerte, la estructura de la granja no se ha visto afectada. Los pollos, que recibió el lunes, están valorados en unos "13.000 o 14.000 euros".

"Ha sido muy duro", resume el propietario de la granja, que tiene una experiencia de más de 20 años en la crianza de estos animales. El siguiente paso es que el veterinario realice una inspección que confirme que tiene permiso para sacar los restos carbonizados de los pollos.