El posado veraniego de la familia real tuvo el jueves un escenario algo distinto con respecto a los tres años anteriores, los que lleva reinando Felipe VI. El decorado volvió a ser el palacio de Marivent, como ya es habitual desde que Juan Carlos inauguró esta tradición al poco de subir al trono. La diferencia estribó en que las fotos no se hicieron a las puertas de la residencia balear, sino en una zona de los jardines de la misma. Fue una manera muy gráfica de comunicar que esos jardines se abrirán parcialmente al público a partir de principios del próximo año, junto a la entrada del edificio conocido como La Masía. El Rey admitió que este verano «es atípico en todo».