"Realmente ha quedado bonito, con su caseta, comentaba un hombre a su amigo. "Sí, ¿pero contribuirá a legalizar el parany?", contestaba el otro. La conversación continuó y, con tono de desánimo, ambos compañeros coincidían en lo difícil que resultará en los próximos años conseguir licencias para cazar.

Con este ambiente, entre la melancolía, la desilusión y un hilo de la esperanza, más fruto de las ganas que del realismo, se inauguró ayer el monumento al parany en la ciudad de Vila-real. Se trata de una rotonda, en la avenida Europa, en la que se ha podado un olivo y donde se ha instalado una placa que reza: Al parany, tradició vila-realenca i dels pobles valencians.

Al acto acudieron miembros de Apaval, encabezados por su presidente, Pasqual Batalla, que estaba acompañado por gente de la peña l´Embolic, una de las agrupaciones más implicadas en la defensa de este tradicional tipo de caza. Batalla destacó que "el parany ha de ser defendido por las instituciones porque se trata de parte de nuestra cultura".

A esta afirmación, el alcalde de la localidad, Manuel Vilanova, afirmó que "hay que proteger el medio ambiente, pero también respetar algo tan villarrealense como el parany". El alcalde añadió que "una caza regulada puede llegar a ser hasta provechosa para la defense de la naturaleza".

Después de los parlamentos, los presentes, entre los que se encontraban miembros de la corporación municipal, las festeras y el vicepresidente de la Diputación, Luis Tena, entraron dentro del canyís que rodea al olivo para observar el pequeño edificio. "Alguno cogeríamos" o "¡alguien cazará alguna noche!" eran las frases más escuchadas en este singular parany.

Además, alguien se atrevió a desempolvar su reclam y empezó a silbar, desatando los aplausos de todos. Fue un avance del festival de Reclam, que se celebró por la noche en el auditorio.