Ni Michael Laudrup, ni Gregorio Manzano ni, hoy por hoy, nadie. El Villarreal no tiene ninguna intención de preparar el camino a un sustituto para Juan Carlos Garrido al final de la presente temporada. Aunque, como en todos los clubs profesionales, será finalmente la frialdad de los resultados la que dictamine el futuro del nuevo entrenador del primer equipo, a fecha de hoy la entidad amarilla tiene claro que la de Garrido es la opción de continuidad para el banquillo.

La cúpula amarilla --ayer el presidente del club, Fernando Roig, y el consejero delegado, José Manuel Llaneza, mantuvieron una larga reunión con el nuevo entrenador-- tienen motivos sobrados para confiar en el que ha sido hombre fuerte de la cantera amarilla en la etapa del Villarreal en Primera División. Además de los buenos resultados con el filial, donde ha demostrado estar sobradamente capacitado para manejar un vestuario del fútbol profesional, su filosofía de juego se asemeja más al fútbol de control y velocidad en el toque que ha caracterizado al equipo amarillo en el último lustro.

CAMBIO DE IMAGEN // Tras la presentación del pasado lunes ante los que serán a partir de ahora sus nuevos jugadores, Juan Carlos Garrido inicia a partir de hoy el trabajo de “cambiar la mentalidad y la dinámica negativa”. Para el técnico, “ahora mismo ningún jugador está ni al 60 ó 70% de su nivel”, aunque destacó, en declaraciones a El Larguero, la buena predisposición que ha encontrado en el grupo, del que espera a partir de ahora un “espíritu más combativo”.

Juan Carlos Garrido, aunque opina que “la situación actual deben resolverla los jugadores del primer equipo”, también tiene previsto apoyarse en sus ya exdiscípulos del Villarreal B para relanzar al Submarino a la zona alta de la Liga, dando entrada a corto y medio plazo a algunos de los que están siendo los estandartes del filial en Segunda A. “El club tiene una hornada histórica de jugadores en el filial y en un futuro muy cercano veo a diez, once, incluso hasta doce jugadores con opciones de dar el salto.

El nuevo inquilino del banquillo amarillo tiene por delante prácticamente toda una vuelta para trasladar al primer equipo todas las buenas sensaciones que ha logrado inculcar en el B.