Tres décadas, más concretamente 31 años, es el periodo de tiempo que Miguel Ángel Sobrinos ha estado al frente del instituto Miralcamp de Vila-real, como director del mismo y hasta que ha llegado el momento de jubilarse. Y no solo eso. Sobrinos fue el encargado de poner en marcha, en 1980 y a requerimiento del Ministerio de Educación, el entonces denominado Instituto Nacional de Formación Profesional de Vila-real. “Con 29 años me dijeron que viniera a poner en funcionamiento este centro y para ello me traje a una alumna destacada de Administrativo del Politécnico de Castellón, para que fuera secretaria”, explica a Mediterráneo este docente que acaba su trayectoria profesional con el final del presente curso.

Son 40 años de profesión y, de ellos, 31 como director de un centro que ha crecido de forma paulatina hasta alcanzar el prestigio y consideración con que cuenta en la actualidad. Sobrinos se muestra orgulloso de la gran evolución del centro, que ha pasado de ser uno de Formación Profesional que despertaba escaso interés entre los ciudadanos de Vila-real a un referente en la provincia, con sus 900 alumnos actuales y 103 profesores.

“Hemos sido pioneros en muchas cosas: el primer centro oficial de FP de Vila-real; el primero y único oficial en implantar la especialidad de Peluquería y Estética; el primero en Castellón al que se le concedió la modalidad de Cerámica, aunque después se trasladó a la capital de la Plana por motivos extraacadémicos; también el primero en implantar la ESO en Vila-real; y, pese a estar entonces en aulas prefabricadas, añadir a nuestra oferta el Bachillerato Artístico”.

El director asegura que el largo camino recorrido “ha sido fácil, porque se ha ido creciendo poco a poco y gracias a ello todavía se mantienen algunas costumbres de instituto pequeño, familiar, pese a que se ha hecho grande”.

Cerca de 10.000 alumnos --la mayor parte de ellos de los módulos de FP que se han ido impartiendo y se imparten en el centro educativo-- 400 profesores, 10 administrativos, 13 conserjes y 15 empleadas de limpieza integran el gran puzzle de caras humanas que conforman la gran familia del instituto Miralcamp.

“Para empezar un gran proyecto se necesita valentía, para terminar un gran proyecto se necesita perseverancia”. Esta es una máxima que Sobrinos ha aplicado en los 31 años en que ha ejercido como director de su instituto, el que él puso en marcha y le ha visto crecer como persona y como profesional de la educación.