La Fira d’Antiguitats de Vila-real ha abierto sus puertas al público durante el fin de semana para ofrecer a cientos de coleccionistas y curiosos una amplia variedad de productos de otras épocas.

El Casal de Festes acoge desde ayer unos 25 expositores llegados de diferentes puntos del territorio nacional, en especial desde la Comunitat Valenciana y Cataluña. Cada uno de ellos trae consigo multitud de objetos antiguos como lámparas, cerámica, porcelana, textil, muebles y cuadros, así como tallas religiosas, entre otros muchos artículos.

El responsable de la organización, Josep Delcort, afirmó que “a pesar de la crisis, el sector se mantiene, pero porque los vendedores han tenido que ajustar los precios, como mínimo con una reducción del 30%”. De hecho, los compradores son muy exigentes porque “antes a la gente le daba reparo regatear, sin embargo, ahora, no se lo piensan dos veces y entran a matar, enseguida”.

No obstante, sigue habiendo objetos fuera del alcance de la mayoría. Son aquellos que mantienen los precios “porque hay muy pocos y cuestan de encontrar” y, además, “son los que buscan los especialistas”, indicó Delcort, quien espera cerrar la edición, “al menos, con el mismo éxito que la anterior, celebrada en noviembre”. Y es que, “ahora el tiempo acompaña más”. H