Y se armó el Belén. Aunque el covid condicionó la disponibilidad de alguno de los actores, el hecho de estar organizado al aire libre motivó que el Belén viviente de la iglesia de Santa Isabel de Vila-real, único de este tipo en la ciudad, pudiera representarse tras un año sin hacerlo a causa de la situación sanitaria pese a que la parroquia celebró su medio siglo de vida por lo que les hubiera gustado sacarlo adelante.
Así, cerca de 40 niños y niñas de entre siete y 12 años, y todos con mascarilla, dieron vida a los diferentes personajes que han recreado, en la calle Torrehermosa y durante cerca de media hora, varias escenas desde la vida de la Virgen María de pequeña con Santa Ana y San Joaquín, la anunciación, la visita del ángel a José o el camino a Belén, entre otros.
La presidenta de la cofradía de Santa Isabel, Amelia Moner, ha explicado a Mediterráneo que para esta representación, de la que hubo un único pase, los integrantes de la comunidad religiosa realizaron muchas manualidades con poliespan, pintura y papeles decorativos por lo que se estrenaron, por ejemplo, edificaciones como la posada donde no dan alojamiento a María y José.
Una experiencia «muy ilusionante» para los más jóvenes que llevaban preparando la obra desde principios de noviembre.
Otra de las actividades típicas de estas fechas a cargo de los integrantes de esta iglesia, recordó Moner, es el rastrillo benéfico que llega a su 16 edición y estará activo hasta el 30 de diciembre.
