Un chocolate calentito y un trozo de coca fue ayer la merienda de decenas de personas en Vila-real. Un año más, tras el parón que supuso en 2021 el covid, la Asociación de Hijas de María del Rosario, Rosarieras, volvió a celebrar su chocolatada solidaria, y ya llevan ocho ediciones. La presidenta de la entidad religiosa, Cristina Pesudo, explica que en esta ocasión la situación de pandemia hizo que el acto variara levemente respecto a otras ediciones. Así, si lo habitual era que las cocas fueran caseras, esta vez las Rosarieras las encargaron gracias a los donativos que les hizo llegar la gente. Un acto que surgió a modo de prueba pero que su buena acogida ha hecho que sea ya un irrenunciable.
Por un donativo de dos euros, quienes acudieron a la plaza Major pudieron disfrutar de esta merienda y contribuir a la labor de Sant Vicent de Paül, una de las asociaciones con las que colaboran habitualmente las Rosarieras, junto a Cáritas y Joventut Antoniana. Y por esa módica aportación, quienes participaron también tuvieron la posibilidad de entrar en una rifa de los detalles que diferentes comercios cedieron al colectivo rosa.
La presidenta de las Rosarieras apunta que fueron unas 20 personas de la entidad las encargadas de organizar esta actividad, la primera de carácter social del año, en la que también se ofrecieron actividades para los más pequeños.
Acampada en abril
La próxima propuesta de las Hijas de María del Rosario, más allá de las de tipo religioso como las misas, será una acampada los días 1, 2 y 3 de abril en la localidad de Viver para la que abrirán plazo de inscripción, en la casa de Mossén Gil, sede del colectivo, los días 21, 22 y 23 de febrero.
Con todo, recuerda Pesudo, las Rosarieras arrancaron el calendario de actos el pasado 6 de enero conmemorando el centenario de la vestición de escapularios que supuso la incorporación de 16 mujeres y niñas. Un momento que también fue especial por cuanto hubo un momento dedicado a la oración.