SIN RESTRICCIONES POR EL COVID

Las purisimeras de Vila-real despiden sus fiestas de la normalidad

La procesión del ‘farolet’ cierra el regreso de la Virgen a la sede social

Unos 500 metros son los que separan la iglesia arciprestal de la casa social de la Congregación de Hijas de María Inmaculada de Vila-real. Es la distancia que recorrieron anoche decenas de congregantes de esta entidad para acompañar a la imagen de la Purísima en su regreso al lugar en el que estará hasta el próximo año, cuando vuelva a la arciprestal para iniciar los actos de las fiestas purisimeras del 2023.

De esta forma, la procesión del farolet y el lanzamiento de un castillo de fuegos artificiales pusieron fin ayer a las celebraciones de la normalidad, tras dos años de restricciones a causa del covid-19.

Antes de partir hacia la casa social de la congregación, no faltó la celebración, en el primer templo local, de una misa en sufragio por las purisimeras difuntas, así como del rezo del rosario que ha sido una constante en los 12 días de duración de las celebraciones religiosas de esta congregación.