Julian Nagelsmann es uno de los mejores entrenadores de europa, además ostenta algunos récords relacionados con la precocidad en la que ha conseguido llegar a la élite de fútbol, y es que actualmente el alemán tiene tan solo 34 años. Pero quizás sea esta juventud la que le ha provocado algún que otro error de cálculo en la máxima competición europea. Sobretodo en sus palabras.

Sin ir más lejos, el Villarreal de Unai Emery le dio la pasada noche, y sobretodo en el partido de ida en la Cerámica, un baño de humildad y de fútbol que difícilmente olvidará.

En una de las ruedas de prensa previas al partido de ida de los cuartos de final, el técnico del Bayern de Múnich afirmó que la idea era dejar la eliminatoria sentenciada en el partido de ida. Una afirmación que ha envejecido muy mal, ya que el técnico del club bávaro no ha sido capaz de ganar al Villarreal en ninguno de los dos partidos de la eliminatoria.

Lección de humildad

Si algo ha demostrado el fútbol en su larga historia es que nadie gana un partido sin bajar del autobús, y menos en una competición como la Champions League.

El Villarreal, que conocía muy bien sus armas y que respetaba a su gran rival, se puso una vez más en el papel de David y volvió a tumbar a Goliat. Además lo hizo como los grandes, jugando sin complejos, y es que si hacemos un repaso de la eliminatoria, una potencia mundial futbolística como es el Bayern de Múnich debería de estar satisfecha de haber llegado con vida a los últimos minutos del partido de vuelta, ya que el Villarreal hubiera podido sentenciar la eliminatoria en la Cerámica.

El propio Dani Parejo reconocía tras el pase a semifinales que quizás al técnico del Bayern le había faltado un poco de humildad y de respeto hacia el Villarreal pero sobretodo hacia el fútbol.