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El Villarreal cae derrotado por 2-0 en AnfieldPETER POWELL

VILLARREAL CF

La crónica de la Champions | El Villarreal sale con vida de Anfield (2-0)

El Liverpool tiene al borde del KO a un Submarino que no se rindió y al que el 2-0 le deja abierta la posibilidad de remontada

El Villarreal CFsale con vida vivo de Anfield y todavía tiene 90 minutos para darle la vuelta a la eliminatoria de semifinales de la Liga de Campeones, a la que todavía le queda mucha tela que cortar. Los 3000 aficionados groguets que estuvieron en Liverpool FC dejaron bien claro en su despedida al equipo que creen a ciegas en las opciones de su equipo despidiéndole como si hubiera ganado la batalla. Era el premio a la capacidad de resiliencia de este Submarino que lo pasó mal en Anfield, pero nunca izó la bandera blanca. 'Sí se puede' fue la sentencia de la afición grogueta. Hay vida, hay 90 minutos de esperanza.

Anfield es una caldera a presión. Su mística ayuda a amedrentar a los rivales y desde su gradas emana una fuerza que aviva el fuego del fútbol del Liverpool. Es difícil jugar con tanta intensidad, imprimir un ritmo tan volcánico y llevar al límite cada acción entre la frontera de la nobleza y la fuerza bruta. Los red pelean cada balón como si en cada acción se plantease un conflicto bélico entre dos países en guerra.

Las novedades de Emery

Emery había estudiado cada frame de las decenas de vídeos del Liverpool, sometiéndolos al estricto escrutinio del analista obsesivo por buscar cualquier dato que otorgara un plus diferencial de ventaja. Mäs que un plan, en Anfield había un lema: resistir y resistir.

La titularidad de Chukwueze era ese punto de sorpresa que se reserva un escritor reputado cuando saca a la luz su última novela esperando agradar a sus fieles. Y Emery nunca te deja indiferente. El Villarreal jugó un 4-4-2 teórico aunque la realidad del devenenir del juego lo convirtió en un repliegue intensivo que se plasmaba en 10 jugadores fortificando un muro que protegiera a Rulli de la avalancha red. 

Un Submarino sufridor

Y el Villarreal sufrió, pasó momentos de apuro, pero resistió. No se puede jugar en Anfield y pretender salir vivo del infierno y sin rasguños. No era un partido de exquisitices ni tampoco el día en el que el balón iba a ser protagonista por ser tratado con cariño. Era un partido de duelos, peleas y contacto. El Liverpool lo llevó siempre al extremo y el Villarreal intentaba apaciguar el fuego con la tenencia del balón. Pero las posesiones eran mínimas y el acoso sin tregua de los de Klopp no dejaba ni respirar un segundo a un Villarreal que lo defendía como podía y no perdía su identidad. Incluso logró durante media hora que el  Liverpool perdiera las composturas y acudiera a la guerra de protestar con desespero hasta los saques de banda. 

Anfield bramaba y el ritmo no descendía. La presión sobres los jugadores del Villarreal más que asfixiante era agobiante. Danjuna y Chukueze más que delanteros parecían dos defensas más achicando espacios como podían. 

Con vida a los vestuarios

Y durante diez minutos el Villarreal sufrió una penitencia de vía crucis de Semana Santa. Emery pedía calma y los suyos se defendían como podían y era fieles al lema de partida de resistir. Un tiro desde 25 metros de Thiago tuvo en la escuadra de la portería de Rulli ese ángel de la guarda que te protege cuando más lo necesitas. Y el Villarreal se marchó al descanso con un 0-0 casi heroico y sustentando en el sufrimiento de una resistencia numantina en el infierno de Anfield.

Restaba saber cuanto podría resistir el equipo de Emery el asedio. El trabajo de Albiol y Pau había sido más propio de un fontanero que acudía a achicar el agua que desbordaba de las cañerías. 

Inicio de segundo acto frenético

El Liverpool salió enfurecido. Ritmo taquicárdico y transiciones a velocidad de la luz. El Villarreal defendía con once, con una bravura y coraje dignos de encomio, pero era casi inhumana su resistencia que en algún momento podía mostrar un síntoma de debilidad. 

La caldera de Anfield cargaba más leña casi al límite de la presión. Y en dos acciones volcánicas el muro de Rulli se derrumbó. Entre el 53 y el 55, el Liverpool culminó su asedio con dos goles de Henderson y Mané. La resistencia heroica del Submarino había cedido por pura ley de la gravedad.

Emery intentó replantear el partido. Tres cambios de golpe para reactivar a un equipo que había sido castigado ante un martilleo constate de ataques y ataques de un Liverpool desmelenado y que pretendía resolver la eliminatoria por el KO técnico. Ni con el 2-0 bajó lo más mínimo la intensidad ni su ambición. El partido continuó pegado al mismo guion, pero el Villarreal retomó el control emocional del partido. Apenas entraba en contacto con el balón, pero el agua ya no le desbordaba y la inundación estaba controlada.

Todavía es posible

El Liverpool dominaba el duelo pero los de Emery resistían pero ya no sufrían. Y tal como había transcurrido el partido el 2-0 dejaba una puerta abierta a una remontada en la vuelta dentro de seis días en la Cerámica. Los red tuvieron al Submarino al borde del jaque mate pero cometieron el error de dejarlo con heridas de guerra, pero vivo. Y todavía quedan 90 minutos de dura batalla en Vila-real. Queda mucha eliminatoria todavía. Y el Villarreal nunca se rindió en Anfield y todavía tiene mucho que decir.

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