Los dos vecinos de Cálig imputados por, supuestamente, agredir en octubre del 2014 a dos agentes forestales que les sorprendieron practicando la caza del parany se defienden y dicen ser “víctimas de un error gigantesco”, ya que “no son ni siquiera cazadores”. Así lo manifestó el abogado de ambos tras la vista previa, perteneciente a la fase de instrucción del caso que se celebró ayer en el juzgado de Instrucción 1 de Vinaròs, en la que declararon tanto los acusados como las víctimas, que se ratificaron en la declaración que prestaron en su momento.

Mientras, la defensa va a plantear al juez encargado de la causa “declaraciones testificales”, que buscan demostrar que sus clientes “son inocentes” y evitar, de este modo, un posible juicio.

La versión que defienden los imputados --“que no estaban juntos en el momento de los hechos y que ni siquiera son amigos”-- es que ambos se encontraban tras la presunta agresión en las inmediaciones del parany, “aunque uno iba a cerrar el agua de riego de los naranjos y el otro, que iba en un coche distinto, se dirigía a la finca de sus padres a cenar”.

Según consta en la denuncia interpuesta por los agentes medioambientales, en la agresión participaron varias personas, que fueron en ayuda del propietario del parany en sus vehículos cuando este lanzó el aviso mediante su teléfono móvil de que los agentes tenían la intención de inspeccionar su recinto para comprobar si estaba practicando allí esta modalidad de caza ilegal.

El abogado de los dos imputados defiende que los presuntos agresores “huyeron” y que los agentes, en su salida a una carretera principal para que les localizase la Guardia Civil, creyeron que ambos pertenecían al grupo de paranyers, cosa que ellos niegan. Los dos agentes reseñan que, además de ser insultados, recibieron empujones y puñetazos; y que uno de los paranyers habría llegado a coger del cuello a un miembro de la patrulla, formada por un hombre y una mujer. El juez debe decidir si sigue con la instrucción o si hay juicio. H