Guillermo y Mónica solo tienen cinco años, pero su amistad nació a los pocos días de vida en el Hospital La Fe de Valencia, donde fueron «vecinos» de incubadora tras ser sometidos, casi a la vez, a una compleja reconstrucción de la tráquea por problemas respiratorios y dificultades para alimentarse.

Ahora llevan una vida prácticamente normal, van al colegio y se relacionan con otros niños y, aunque viven a casi 400 kilómetros de distancia -él en Peñíscola y ella en de Dolores (Alicante)-, el vínculo entre ambos durante su estancia hospitalaria ha mantenido tanto su amistad como la de sus familias.

Los menores son atendidos en el Comité de Vía Aérea Pediátrica (CVAP) de La Fe, creado a finales del 2013 y uno de los pocos de referencia que existe a nivel nacional, donde siguen acudiendo para ser revisados de la intervención de reconstrucción de la tráquea a la que fueron sometidos. El presidente del CVAP, Carlos Gutiérrez, asegura que estos menores tienen la «suerte» de contar con unos «padres increíbles» que, tras conocer la dolencia de sus hijos, se han convertido en los «mejores enfermeros de vía aérea del mundo. Saben sus síntomas y cuándo tienen problemas graves».

Guillermo nació en septiembre del 2011 en La Fe de forma prematura y con una estenosis -un estrechamiento del conducto de la tráquea- y, aunque le realizaron una traqueotomía a los pocos días de nacer, tuvo que ser derivado a Madrid porque en Valencia no existía un servicio específico para estos casos. Cuando se creó el Comité de Vía Aérea pudo volver a ser atendido en el centro valenciano y, tras varias intervenciones quirúrgicas, tiene reconstruida la tráquea con éxito.

El caso de Mónica es más complejo. Nació en noviembre del año 2011, con 3,5 kilos de peso y con un saco único de esófago y tráquea en el Hospital General de Alicante y fue remitida a La Fe al sufrir graves problemas de asfixia por alimentación oral, casos con baja probabilidad de sobrevivir.