Opinión | VIVIR ES SER OTRO

La pluma estilográfica (1ª parte)

El próximo lunes 29, en la sede de la editorial (plaza Independencia, 6, La Farola), y el martes día 30, ambos días por la tarde, estaré en la Fira del Llibre de Castelló firmando ejemplares del libro que reúne las cincuenta primeras columnas que escribí aquí. Si alguien quiere conocerme le atenderé muy gustoso. Además, tengo una sorpresa y es que les firmaré el libro Vivir es ser otro con una pluma especialísima que me regaló Georgia por mi cumpleaños y de la que doy cuenta a continuación.

La encontró en un mercadillo de artesanía. Una pluma muy bonita, pequeña y manejable. Me encantan las estilográficas, tanto que escribo con ellas cuando me dedico a la ficción, con una Pilot de menos de veinte euros que da gusto usar, la verdad.

Al llegar a casa, empezamos a indagar sobre la adquisición. Comenzamos por el plumín, donde hay una inscripción que nos dio la primera pista: «Mobie Todd & Co. N.Y.». Esto resultó ser la empresa fabricante y las iniciales de la ciudad donde se hizo, Nueva York. Con esos datos logramos una fecha: Mobie Todd empezó a fabricar a mediados del siglo XIX y dejó de hacerlo en la ciudad de los rascacielos para irse a Londres en 1938, pero desde 1920 su producción norteamericana era muy pequeña. Así que tiene, como poco, casi un siglo. Pero no nos quedamos ahí. La pluma posee dos particularidades: una media luna que sobresale del cuerpo para presionar sobre el bombín que la nutre de tinta y un adorno en la capucha, una serpiente enroscada que hace de clip para sostenerla en el bolsillo, por ejemplo. Con esos datos, indagamos hasta llegar a la conclusión de que era una Conklin Crescend producida en Portugal en 1920 que incorpora un plumín Mobie Todd. Ambas empresas son de lujo en el sector de las plumas. En ese momento pensamos que los cien euros pagados podían resultar una ganga. Además, al llegar a casa y cargarla de tinta (verde para más señas) resultó funcionar espléndidamente. Se nota, además, que ha sido usada y no un mero objeto decorativo, lo que a mis ojos incrementa su valor.

Uno de mis escritores favoritos

Pero el gran bombazo estaba por llegar: resulta que el genial Vladimir Nabokov usaba una igual para corregir sus exámenes en la universidad de Cornell (quizá la estrenara en los últimos años de profesor en el Wellesley College, pero esto no es seguro). La pluma, según parece, sufrió un golpe en una de las expediciones a Sicilia en busca de insectos (era un gran aficionado a la entomología) justo en la parte central del cuerpo de la pluma. ¡Igual que la mía! En este momento aún no podemos estar seguros, pero todo apunta a que ha acabado en mis manos la pluma de uno de mis escritores favoritos. ¡Albricias!

Ahora vamos con una cuestión todavía más interesante si cabe: el párrafo anterior es una mentira total, pura ficción; nada de lo que digo es mínimamente cierto. La pluma existe y es tal cual; pueden comprobarlo si se acercan a saludarme porque firmaré y dedicaré ejemplares con ella. Es preciosa, de plata. Si vienen a conocerme les contaré por qué razón les he soltado una trola. Si no, se lo contaré por aquí la semana que viene.