El Ayuntamiento de Castellón tiene en marcha el proceso para la modificación del topónimo de la ciudad, con el objetivo de aprobar la denominación Castelló de forma exclusiva y eliminar la bilingüe. Se centra en el nombre de la ciudad y, por ahora, según aseguran fuentes municipales a preguntas de este periódico, nunca se ha planteado ni se ha puesto sobre la mesa un cambio en la forma bilingüe Grau-Grao.

Respecto al cambio a Castelló, este periódico recogía en la edición de ayer que la modificación, debidamente argumentado por informes técnicos y lingüísticos, tiene que aprobarse por mayoría en el pleno municipal antes de iniciarse la tramitación en el seno de la Generalitat, que es la administración que, mediante decreto, tiene la competencia de aprobar el cambio de forma definitiva. Sondeados el PP y Ciudadanos sobre el caso y su postura cuando el tema llegue al pleno, coincidieron en manifestar que, ahora, no es prioritario.

La portavoz del grupo municipal popular, Begoña Carrasco, dijo: «Parece mentira que con la cantidad de problemas que tiene este bipartito, que es la Casa de los líos, su única preocupación sea cambiar el nombre a la ciudad y quitar la Cruz del Ribalta». Y la concejala de Ciudadanos, Cristina Gabarda, alegó que «topónimos y cambios de nomenclatura no han salido entre los principales problemas de los españoles» y que «se centren en empleo y lucha contra la corrupción».