La presión ganadera ha surtido efecto y la Conselleria de Agricultura ha dado su visto bueno en pocas semanas a la ampliación de dos granjas de la provincia, situadas en el Alto Palancia y la Plana Alta. La solución llega después de que los profesionales del campo criticaran con dureza la «excesiva burocracia» necesaria para lograr los permisos ambientales y de que algunos ganaderos optaran por construir sus explotaciones en provincias limítrofes como Teruel, que ofrecía muchas más facilidades.

Las dos granjas que han conseguido en las últimas semanas el permiso para reformar sus instalaciones se dedican al negocio avícola (la situada en el Alto Palancia) y al porcino (en Vilanova d’Alcolea, en la Plana Alta).

AMPLIACIÓN

En este segundo caso, los propietarios han logrado la Autorización Ambiental Integrada (AAI) para ampliar la explotación de las 2.100 plazas actuales a las 3.460, lo que supone un incremento de 1.360 cerdos. Para ello, una nave hasta ahora dedicada a la cría de gallinas se adaptará para engordar gorrinos. La primera solicitud fue presentada el 14 de marzo del 2016, con lo que la Generalitat tardó dos años y cuatro meses en proporcional el permiso preceptivo.

FALTA DE PERSONAL

Fuentes de la Conselleria que dirige Elena Cebrián reconocieron a Mediterráneo que los permisos se demoran porque las resoluciones se producen «al ritmo que permiten nuestras posibilidades, ya que muchas de estas autorizaciones tienen procedimientos complejos al requerir informes de diferentes entidades como la Confederación Hidrográfica del Júcar o la Entidad de Sanejament d’Aigües».

Asimismo, indicaron que para agilizar los trámites este año han incorporado a dos empleados que permiten «paliar la situación precaria de personal que afecta a la Direcció General de Canvi Climàtic i Qualitat Ambiental desde el principio de la legislatura».

JOVENES GANADEROS

El secretario general de la Unió de Llauradors, Ramón Mampel, celebró el cambio de actitud del Consell y la atribuyó en buena medida a sus presiones de los últimos meses. «La ganadería intensiva es prácticamente el único sector que permite mantener población en el interior de Castellón, y lo que no puede hacer la administración autonómica es poner trabas a ampliaciones que muchas veces capitanean jóvenes ganaderos», indicó Mampel.