Fe y silencio. Las calles del centro histórico de Castellón enmudecieron a primeras horas de la noche de ayer al paso de la solemne procesión general del Santo Entierro, en una manifestación de religiosidad popular que impregnó de fervor el día grande de la Semana Santa castellonense.

En el cortejo participaron las cinco cofradías de corte penitencial de la capital de la Plana con sus respectivas imágenes titulares: Cristo de Medinaceli, con su Ecce Homo trinitario; Venerable Orden Tercera del Carmen, con el Nazareno; Hermandad de Paz y Caridad, la Piedad y el Cristo de la Esperanza; la de Santa María Magdalena, con la santa de Magdala; y Purísima Sangre, con la Virgen de la Soledad, Nuestro Señor en el Huerto, Dolorosa y el Sant Sepulcre. Un desfile pasionista marcado por el recogimiento, respeto y veneración hacia unas obras de imaginería de valor incalculable y de gran devoción entre todos los castellonenses.

La procesión penitencial contó como principal novedad este año la presencia de los Templarios de Castellón custodiando a las dos imágenes de Paz y Caridad, recogiendo la invitación de la misma, cuando hasta el año pasado la entidad caballeresca era históricamente la encargada de escoltar al Cristo de Medinaceli.

Cerraba el cortejo religioso la presidencia encabezada por el alcalde de la ciudad, Alfonso Bataller, acompañado de diversos concejales del Ayuntamiento, tras el cual desfiló la Banda Municipal. Previamente al Santo Entierro, al que se sumaron representaciones de otras congregaciones religiosas como la de la Mare de Déu del Lledó, las cofradías realizaron sus traslados desde las iglesias donde tienen sus sedes canónicas hasta la plaza Mayor, abarrotada de un público expectante que quería admirar las imágenes de la Pasión y Muerte de Nuestro Señor Jesucristo. Una Semana Santa en clave castellonense y de un notable esplendor.

BAJADA DE LA URNA // Y emotiva fue, un año más, la ceremonia de la bajada de la urna del Cristo Yacente de la Purísima Sangre, en la capilla gremial, en uno de los rituales que se viven con mayor fervor. El Sant Sepulcre era depositado en su anda procesional, momento en el cual muchos fieles pasaron por debajo de la misma en una tradición inalterable al paso de los siglos. Los clavarios este año de la Purísima Sangre son Alberto Navarro y Paloma Viera, David Pino y Nuria Roda; y Nacho Valls y Nuria Arcusa. El portaestandarte de la ilustre entidad este año fue el procurador de los tribunales, Pablo Ricart. H