El Rey Felipe VI ha concedido la Gran Cruz de la Orden de Isabel la Católica, una de las más altas distinciones del Cuerpo Diplomático español, a la castellonense Silvia Delgado por sus dos años de servicio a España y a los ciudadanos españoles como segunda jefa de la Embajada en Líbano desde el 2012 al 2014, en plena transición a la democracia tras la caída del régimen de Gadaffi.

“Fue una experiencia muy intensa, pues llegué en julio del 2012, solo una semana después de las primeras elecciones democráticas que vivía el país y se respiraba cierta ilusión y esperanza”, explica Delgado. Hoy recibirá en Pekín, donde está destinada ahora, y de manos del embajador de España en China, Manuel Valencia, en quien ha delegado Felipe VI, la imposición de la Cruz. Hasta allí han viajado sus padres desde Castellón. “Estamos muy orgullosos; ella siempre lo tuvo claro y ahora, cuando aún es joven, ya le llega el reconocimiento”, señala José Delgado. Para ella, “es un gran honor”, apostilla.

Silvia Delgado tiene 36 años, una carrera de Derecho por la Universitat Jaume I, y una segunda titulación en Traducción e Interpretación, que obtuvo mientras preparaba las duras oposiciones al Cuerpo Diplomático. Ha “servido a España y sus ciudadanos”, como define su trabajo en Madrid primero, y después en Mali y Libia, desde donde fue trasladada a China como asesora principal del embajador. Con un currículo importante y cinco idiomas, lleva el nombre de Castellón por medio mundo.

“Siempre me han interesado las noticias internacionales, saber qué pasa, cómo se mueve el mundo, qué interesa a las personas; y me gusta viajar, esencial junto con la vocación de servicio”, apela la joven, que guarda buenos recuerdos de Libia. “Sobre todo de las personas, lo bueno, el cous-cous de los domingos...”, señala. Ahora en China, le interesa “la globalidad de un mundo interrelacionado que emerge, y donde España tiene un gran papel”. H