El Grupo Industrial Pamesa no se marca límites. La empresa se ha convertido en la octava mayor productora de cerámica en el mundo... y subiendo. Ahora, se estrena en Cevisama con TAU, que pasa a ser su nueva marca top. El director general de la compañía, Jorge Bauset, valora la situación y retos de la empresa, y el sector.

--¿Cómo fue el 2016 para Pamesa?

--Las cifras aún no están cerradas. Habremos crecido entre un 13 y 14% respecto al año anterior. Ha sido un año en el que hemos invertido bastante dinero, hemos comprado TAU, que ya lleva seis meses funcionando... Ha sido un buen año. Un magnífico año.

--¿Dentro de lo esperado o mejor? Lo digo precisamente porque a principio de año no sabían lo de TAU…

--Desde luego que no. Era una subasta y no dependía de nosotros, dependía del juez. Al final, nos la adjudicaron. Eso cambió los números previstos, pero es lo que ha sido… El 13-14% es contando con esa incorporación.

--¿Sienten la presión de ser el octavo productor mundial, todavía sin contar con TAU Cerámica?

--Pues posiblemente nos coloquemos los séptimos, aún no lo sabemos, pero tampoco estamos pendientes de la estadística. Es una responsabilidad, por supuesto, pero es lo que hay y nosotros estamos acostumbrados a afrontar este tipo de responsabilidades.

--¿Puede crecer aún más Pamesa?

--Si tenemos que crecer más, creceremos.

--¿Significa eso que hay algo previsto a corto o medio plazo?

--No tenemos una idea prefijada de tener que crecer constantemente, a cifras de dos dígitos, pero si hay oportunidades de hacerlo, y se pueden digerir bien, tanto financieramente como a nivel de gestión, pues lo seguiremos haciendo. Es decir, no nos hemos dicho: «Hasta que lleguemos a facturar 1.000 millones no vamos a parar. ¡No! Ese no es nuestro objetivo. Pero tampoco vamos a pararnos en lo que estamos si surgen cosas que nos parecen correctas, buenas, digeribles... después de analizarlas.

--¿Se plantea producir el Grupo Industrial Pamesa en el exterior?

--No, pero nunca se puede decir de este agua no beberé. Tenemos una experiencia en Brasil, con una empresa que no aparece en las cifras agregadas, porque es una empresa independiente, de la que tenemos el 50%. Esa experiencia es diferente, ha tenido sus etapas mejores y peores, y no ha salido mal, pero no estamos haciendo nada por hacer una fábrica en Vietnam o China. Estamos más a gusto en Castellón, lo conocemos mejor, nos movemos mejor… no tenemos intenciones.

--¿Demuestra que se puede seguir creciendo desde Castellón?

--Aquí hay muchas cosas que se pueden hacer. Se trata de crecer si surgen oportunidades que consideramos buenas. No se gestionan igual 100 millones de euros que 400 ó 500 millones.

--¿El sector cerámico ha dejado ya la crisis económica?

--La crisis ha devuelto las cosas a su sitio, de donde no se deberían haber movido. Fundamentalmente al mercado de la vivienda, que creció de una manera exagerada, y creó una cantidad de casas que eran imposible de vender y a unos precios que eran imposibles de asumir por la gente que trabaja y que tenía que comprarlas. No tenía ni pies ni cabeza.

--La crisis ha cambiado los protagonistas del sector...

--Ha pasado lo que suele pasar: han variado los actores. Hay firmas que han cogido protagonismo y volumen, y otros que han desaparecido o lo harán. Pero el volumen general de producción no será el que había en el año 2006. Se está recuperando, pero siempre será inferior.

--Se habla de que las firmas del sector van ahora a dos velocidades. Unas han crecido mucho y facturan mucho, siendo el caso paradigmático Pamesa, y otras, pequeñas y medianas, que lo pasan peor...

--Todo el mundo se ha de adaptar. Unas con más éxito y otras, con menos. Hay de todo. Los números dicen quién lo ha hecho bien y mal.

--Muchos acusan a las firmas grandes de ahogar al resto a base de vender cerámica ‘low cost’. ¿Qué opina de esas críticas?

--Ni lo sé ni lo entiendo. Yo creo que todo el mundo debe producir con excelente calidad y diseño al menor costo posible. Y ganar dinero, por supuesto. Una vez dejado ese planteamiento, pues habrá de todo. Firmas que se gasten más dinero en márketing y sean capaz de recuperarlo vendiendo a un precio más alto, y otras que a lo mejor no se lo gasten, y prefieran dárselo al cliente en el precio, vendiendo más barato, pero ganando dinero.

--Es cuestión de estrategia, ¿no?

--Evidentemente. Uno elige la que quiere. Y no creo que eso ni haga daño ni dañe a nadie. Cada uno hace su política. Eso pasa en todos los sectores. Hacer coches, o hacer cerámica, solamente para los ricos, no me parece correcto. Los mileuristas también deberán poder cambiarse un baño, ¿no?

--¿Qué esperan del año 2017?

--Hay buenas perspectivas. Queremos crecer a doble dígito. Esos tres hornos nuevos en TAU --en marzo uno ya estará produciendo-- nos harán crecer un 15% sobre la cifra del año pasado. Es el objetivo y lo cumpliremos.

--¿Se han especializado las marcas por productos?

--Con TAU pretendemos hacer, y lo estamos haciendo, una marca de nivel más alto que Pamesa, que hasta la fecha era la marca top. Vamos a tratar de colocarla en el nivel que tenía hace 15 años, cuando era una marca de referencia. Cuando la compramos, TAU facturaba 20 millones de euros, mientras que en 2006 facturaba 155 millones. Y Pamesa, en el año 2006 facturó 130, y este año pasado ha facturado más de 470 millones. Nos costará trabajo e inversión, pero el recorrido que tiene es grande.

--¿Qué pasa con Mythage?

--TAU la ha absorbido. La idea al crearla hace un año fue tener una marca por encima de Pamesa, pero al comprar TAU, no tenía sentido duplicarlas.

--¿Cuál es la inversión acometida?

--En TAU suma más de 30 millones de euros. Hemos montado el atomizador más grande que hay en el sector y estamos instalando tres hornos. Y personal, el grupo tiene ahora cerca de 1.500 personas en plantilla, cuando en el 2009 éramos unas 850.

--¿Qué le pide Pamesa al Gobierno? --Que nos lo ponga más fácil. Y la energía más barata.

--¿Está cargada de impuestos?

--Muy cargada. Hay que pagar la factura social del Estado del Bienestar… y parece que aún así no hay bastante. Debemos pagar lo necesario para mantenerlo lo mejor posible, pero también habrá que recortar gastos que no sean estrictamente necesarios. Pero si pagamos más impuestos, generaremos menos riqueza, y eso no será bueno para la Nación. Aparte de que ya pagamos muchos impuestos.

--Usted, y el presidente de Pamesa, Fernando Roig, se han sumado a la reivindicación del corredor ferroviario mediterráneo. ¿Ya es hora?

--Hay que reivindicarlo. Por primera vez, con la fuerza que tiene Juan Roig, Vicente Boluda, Fernando Roig..., y todos los empresarios, para que terminen de una vez lo que está en marcha y se hagan los proyectos nuevos, porque con lo que está en marcha no se arregla el Corredor. Un Estado funciona bien y es justo cuando todas tienen las mismas oportunidades.

--¿Se podría hacer por financiación público-privada?

--Todo es posible. Todo es negociable y posible.