Adiós a Tercera, adiós. O lo que es lo mismo: adiós al infierno, adiós. No es esta la mejor crónica que haya escrito, pero sí la más deseada. El Castellón no solo hizo valer el 1-1 de la ida, sino que venció al Portugalete (1-0) para llevar la alegría a la afición, que disfrutó de una noche inolvidable, por encima de los incidentes entre ultras albinegros. Es el ascenso de una generación, que solo había vivido miserias.

Todo lo que rodeaba al partido fue pura emoción. El domingo había avanzado lentamente hasta la llegada a Castalia y ese ambiente que pondría la carne de gallina hasta a un marciano recién aterrizado en este planeta. La grada asistió a la última vuelta de tuerca de Escobar, que sentó a Javi Serra, Javi Rubio y Nuha para apostar por Colomer (en una decisión para luego acordarse o para salir a hombros... como se encargó de ratificar la noche), Ximo Forner y Cristian Herrera. El almazorense pretendió que el partido fuera un calco del de la ida. El Portu respondió con otras tres variaciones, destacando la suplencia de Gabri, autor del 1-0 y máximo realizador jarrillero.

Sin embargo, los vascos, con personalidad, mandaban, en un cambio de registro futbolístico respecto a La Florida. El Castellón estaba preparado y aguantaba las tímidas acometidas iniciales de los gualdinegros, pero esta vez no descuidó dar trabajo a Mediavilla, que abortó los remates, sucesivamente, de Ximo Forner, Marenyà y Cubillas. El 9 y Cristian tuvieron ocasiones aún más claras, antes de que el otro delantero centro, el visitante, se marchase a la caseta con dos amarillas en dos acciones iguales ante Castells, que previamente también había sido amonestado.

Lo que no había conseguido 11 para 11, lo logró en el prolongado descuento. Después de un córner, Zagalá, otra vez súper, abortó el 0-1. Aún tuvo tiempo el Castellón en responder, pero otro testarazo de Cubillas murió en los guantes del portero vasco.

Más cabeza fría, por favor. El Portu, fiel a su carácter, no se rendía, pero no le quedaban argumentos ni fuerzas. Menos cuando Enrique, además de cumplir con su faena, también hizo de cartero para enviarle el balón a la cabeza de Colomer, el héroe inesperado. El canterano, el que tuvo que irse por no tragar con Cruz, para acercar el ascenso que, esta vez, no iba a escaparse (min. 62).

EN EL SACO // Los orelluts aprendieron de lecciones anteriores y jugaron a que no pasara nada, con un aplomo por encima del rugir de Castalia. Javi Rubio y Nuha tuvieron el 2-1, pero Mediavilla le dio emoción. Esta vez no habría gol de rebote. No, no habría gol en el noventaytantos. No habría decisión arbitral que lamentar. El Castellón, siete años después, regresa a una categoría que no debió perder. Sí, el Castellón ha vuelto... para quedarse.