Como le sucedía a Roberto Soldado, su nuevo compañero en el ataque del Villarreal, Adrián López, añoraba la Liga, la competición donde ha dado lo mejor de sí mismo este asturiano (Teverga) de 27 años cuya proyección se empezó a estancar hace dos temporadas con la llegada de Villa al Atlético y quedó parada el pasado curso en Oporto, con Lopetegui, donde se redujo a la mínima expresión tanto su cuota de partidos (18 entre Liga y Copa) como su media de goles (1).

Tanta prisa tenía Adrián por cruzar la frontera ibérica que ayer mismo, pocas horas después de formalizar su cesión por parte de los Dragoes, se puso a trabajar a las órdenes de Marcelino. No hay tiempo que perder; el futbolista quiere volver a tener un papel protagonista, como ya lo tuvo en sus dos últimas campañas en el Deportivo (fijo, con una productividad de 15 goles) y en las dos primeras como colchonero (23 goles en más de un centenar de encuentros, la mayoría a las órdenes del Cholo Simeone, su segundo entrenador en el Atlético, después de Manzano, quien frenó la primera intentona del Villarreal por contar con el polivalente atacante en el año del fatídico descenso a la Segunda División.

Sus 250 encuentros de Liga a las espaldas y más de 30 en competiciones continentales (marcó 11 goles en la Europa League 2011/2012, en la que fue campeón con el Atlético) le avalan. H